Condenado a tres años de cárcel el conductor de un autobús en el que murió una menor

Condenado a tres años de cárcel el conductor de un autobús en el que murió una menor

El chófer del microbús accidentado en Villanueva del Aceral (Ávila), en el que murió J. I. S. M, una joven de 16 años, y siete escolares resultaron lesionados, ha sido condenado por la titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Ávila a tres años y siete meses de prisión y la prohibición de conducir durante cinco años y seis meses.

La sentencia, que no es firme y puede ser recurrida ante la Audiencia abulense, le considera responsable de un delito de conducción temeraria en concurso con un delito de homicidio imprudente y otros siete delitos de lesiones imprudentes. Además, le impone el pago, en concepto de responsabilidad civil, y de manera conjunta y solidaria con la aseguradora Allianz Ras, de indemnizaciones a los afectados que suman más de 106.394 euros. Se declara la responsabilidad subsidiaria de la Junta de Castilla y León. Tambien la responsabilidad solidaria de la empresa de autocares y su aseguradora, que tendrán que pagar a cuatro de los heridos un total de 9.132 euros.

El 23 de febrero de 2012, el conductor, G. F. V. H., que en la actualidad tiene 66 años, realizaba la ruta de transporte escolar Muñosancho-Arévalo con un autobús Iveco de la empresa Autocares Gasch, para la que trabajaba desde el curso escolar de 2006. En el microbús, de 30 plazas, viajaban nueve escolares de municipios del entorno que estudiaban en los Institutos de Enseñanza Secundaria ‘Eulogio Florentino Sanz’ y ‘Adaja’, de Arévalo.

Según el relato de hechos probados que recoge la sentencia de la jueza Isabel Blanco, ese día, el acusado, que empezó su jornada laboral a las 6:49 horas, «condujo de forma arriesgada desde el principio del recorrido poniendo en peligro la seguridad de sus pasajeros», al circular en varios tramos, «a sabiendas, a velocidades superiores a las permitidas», incluso sin respetar las señales de stop. Además, «hizo caso omiso de los reproches y llamadas de atención de alguno de los pasajeros para que moderase la velocidad».

Según los testigos, hubo un primer amago de choque contra un camión, antes de producirse el accidente mortal, a las 8:01 horas. En la intersección entre la carretera AV 800, por la que circulaba, y la CL650 (Segovia-Zamora), a la que quería incorporarse, tendría que haber ido a una velocidad de 50 kilómetros por hora según la señalización, pero como se aproximó al cruce a 97 kilómetros por hora, cuando trató de corregir la trayectoria del vehículo a la altura del kilómetro 26,025 ya no pudo hacerse con el control y atravesó la calzada de la CL650 de forma trasversal y fue a impactar contra el ‘quitamiedos’, ya muy cerca del casco urbano de Villanueva del Aceral para luego salirse de la vía y volcar, rodando como un tonel varias veces sobre el lateral izquierdo, en el desnivel.

El fallo indica que el chófer no accionó el freno antes del ceda al paso y no fue hasta 71 metros antes del choque «cuando realizó esa única e ineficaz maniobra pese a que antes, el alumno que ocupaba el asiento del copiloto le gritó que frenara».

«Exceso de confianza»

A esa hora, las ocho de la mañana, había suficiente claridad, no había deslumbramientos y el firme de la carretera estaba seco y en buen estado. El conductor, que pidió perdón durante la vista, indicó que no supo que le había pasado y que en 45 años de profesión nunca había tenido un percance al volante. Pero en diciembre de 2011, tres de las alumnas que habían presentado quejas contra el chófer, «por la forma de conducir y sus modales», al director del IES ‘Eulogio Florentino Sanz’ y también por la incomodidad del vehículo. No se lo notificaron a la Junta, pero se apartó al conductor temporalmente de la ruta. Las alumnas volvieron a quejarse 15 días antes, pero la Junta recibió esa queja después de ocurrir el accidente.

El fallo judicial recoge que «el exceso de confianza del conductor en su pericia» es la «única explicación lógica» del accidente porque iba con tiempo suficiente para cumplir el horario sin necesidad de correr.

elnortedecastilla.es

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