Adiós a la última parada de la N-120. Cierra el Restaurante El Chocolatero

Adiós a la última parada de la N-120. Cierra el Restaurante El Chocolatero
Imagen del propietario y el restaurante El Chocolatero
Adiós a la última parada de la N-120. Cierra el Restaurante El Chocolatero

Redacción.- Desde hace varios años los diferentes establecimientos hosteleros que durante años dieron servicio en el tramo que conecta la capital burgalesa y la zona de Rioja Alta a través de la N-120 han ido desapareciendo, ya sea por problemas de gestión o por la jubilación de los propietarios sin un relevo que se haga cargo del negocio.

A esta triste realidad se suma ahora el Bar-Restaurante y Hostal El Chocolatero de Castildelgado que cierra sus puertas después de 44 años, de la que informa hoy en sus páginas el El Correo de Burgos; un anuncio de cierre  que ha sido acogida por los camioneros y transportistas como una mala noticia para el sector, de la que hemos querido hacernos eco.

Era el 7 de julio de 1976 cuando los hermanos Merino abrían las puertas de su negocio. El lugar elegido, su propio pueblo, la localidad burgalesa de Castildelgado, un enclave estratégico a medio camino entre Santo Domingo de la Calzada y Belorado, en pleno Camino de Santiago y en uno de los márgenes de la N- 120.

El buen hacer de los tres hermanos y el trabajo duro en el que se volcaban sus respectivas familias, hizo que pronto se convirtiese en un lugar de reunión y de parada y fonda para muchos de los viajantes que recorrían habitualmente la ruta que conecta Galicia y Asturias con Cataluña. Hoy, la jubilación y la situación provocada por la Covid-19 ha hecho que su historia se cierre dejando a una comarca sin uno de sus principales puntos de encuentro y sin el último negocio a pie de carretera entre Burgos y La Rioja.

«Nuestros hijos tienen sus trabajos y no han querido seguir»

Muchos son los que han tomado como rutina hacer parada obligatoria en El Chocolatero ya sea para tomar un café rápido, una buena comida casera, descansar para seguir la ruta o simplemente disfrutar de una taza del delicioso chocolate artesano elaborado por ellos mismos.

Lo que da más tristeza es «tener que cerrar siendo un negocio rentable», como señala Fernando Merino. «Nuestros hijos tienen sus trabajos fuera y no han querido seguir. De hecho una de mis sobrinas ha sido la que en los últimos años se hizo cargo, pero es demasiado trabajo como para llevarlo sólo una persona y tuvimos que volver a retomarlo nosotros una vez que ya nos habíamos jubilado. Ahora estamos en la situación de tenerlo que vender».

La situación es todavía más dramática por los 13 empleados que componían la plantilla del hostal, la cafetería y el restaurante. Después del ERTE por el Coronavirus, ahora la liquidación de la sociedad les ha dejado sin su puesto de trabajo, algo que también preocupaba y mucho a los tres hermanos Merino.

El Chocolatero se sitúa en una finca de más de 8.000 m2. La construcción de cerca de 1.300 m2 la componen tres dependencias: una amplia cafetería, un restaurante y el hostal que cuenta con 37 habitaciones, de las que 24 han sido renovadas en sucesivas reformas en 2008 y 2016. Además se han realizado a lo largo de los años diferentes actuaciones de acondicionamiento para mejorar el servicio a los clientes.

Aparte de las instalaciones del propio negocio, también cuenta con un amplio aparcamiento para vehículos pesados y turismos que, junto con otro espacio de estacionamiento que se encuentra enfrente, puede llegar a acoger entre 60 y 70 camiones. Para Fernando Merino los que más van a echar en falta el servicio que daba El Chocolatero van a ser precisamente los transportistas y los profesionales del campo que realizan labores en los pueblos de la comarca y que llevaban años teniendo como base de operaciones el establecimiento.

«Castildelgado es un centro geográfico entre Santo Domingo de la Calzada y Belorado. Aquí no tienen problema de aparcamiento porque están en pleno campo y es más fácil para ellos poder trabajar. Nos dicen que se sienten un poco desamparados».

Otro de los colectivos que también van a echar de menos la merecida parada en Castildelgado son los peregrinos del Camino de Santiago. Tanto es así que en la época de mayor afluencia pueden llegar a dar servicio a cerca de 300 personas en su ruta hacia Santiago de Compostela.

Para los hermanos Merino la mejor solución sería que alguien decidiera hacerse cargo mientras todavía haya una clientela a la que dar servicio y de esta manera que no se pierda el trabajo y el esfuerzo de toda una vida. «El trabajo no falta y el que quiera trabajar tiene aquí un campo muy amplio para hacerlo. Es algo ideal para una familia o incluso para alguna cadena que se dedique a este tipo de establecimientos de hostelería. Es una pena que se pierda un negocio que sigue funcionando».

Foto: Raul G. Ochoa para El Correo de Burgos