Hacienda reclama al ganador de la gran cesta de Calamocha la mitad de su valor en metálico.

Hacienda reclama al ganador de la gran cesta de Calamocha la mitad de su valor en metálico.

Hacienda ha dado un buen sobresalto a Víctor Brun, un calandino afincado en Barcelona que en 2014 ganó la cesta navideña del restaurante Mariano de Calamocha, dotada con productos cuyo valor suma 360.000 euros.

El fisco reclama ahora al agraciado 142.200,96 euros más un recargo de 28.440,19 euros por no haber pagado la primera cantidad en el plazo establecido. En total, 170.641,15 euros, casi la mitad de su premio en metálico. Brun explica que no tiene liquidez para hacer frente a la deuda contraída con Hacienda y que ahora teme, como así le advierte la Agencia Tributaria en su providencia de apremio dictada el pasado 28 de enero, que sus bienes sean embargados, entre ellos su casa de Calanda –la única que tiene en propiedad puesto que en Barcelona vive junto a su mujer y su hija en un piso de alquiler–. "Me he jugado mi casa", dice preocupado.

Los organizadores del premio indicaron esta semana a través de una nota de prensa que el importe neto a pagar en la declaración del IRPF del ejercicio de 2014 por la cesta navideña asciende a 125.283,48 euros, lo que representa un 34,80% del valor de los productos. Precisan que el tributo no supone, como afirma Víctor Brun, casi la mitad del valor del premio, pues hay que descontar el importe del ingreso a cuenta que la propia empresa realiza en cada sorteo y que en 2014 fue de 90.720 euros.

El comunicado añade que, cada año, la empresa organizadora de la cesta advierte a los agraciados de que deben tributar por el premio y les explica que la venta de los lingotes de oro y los relojes allí contenidos es suficiente para pagar la deuda a Hacienda, "por lo que una vez satisfecha, quedarían libres premios valorados en 234.716,52 euros".

Pero Víctor Brun no lo ve tan sencillo. Asegura que tuvo que vender los dos lingotes de un kilo de oro cada uno y los 14 lingotes de un kilo de plata cada uno que contenía la cesta "por menos de su valor". Y lo mismo le ocurrió con los dos coches y la moto que venían en el premio, un Porsche Macan, un Mini Cooper D Cabrio descapotable y una Ducati Monster.

Brun relató que los propios concesionarios de coches le pagaban una cantidad inferior al precio original por comprarle estos vehículos y que optó por venderlos a particulares. Del primero, el Porsche Macan, obtuvo 60.000 euros; del segundo, el Mini descapotable, 22.000, y de la moto, 11.000 euros, "menos de lo que valen", dijo.

Agregó que muchos de los productos eran perecederos, así que decidió compartirlos con amigos y vecinos de Calanda, su localidad natal, entre los que repartió al menos 50 jamones y 70 botellas de cava y licores. Los tres viajes que había en la cesta los disfrutó con su familia.

Señala que dispone para pagar a Hacienda de un total de 45.000 euros, una cantidad insuficiente, por lo que ha puesto su caso en manos de un gestor que intentará negociar con la Agencia Tributaria para que, al menos, le fraccionen los pagos. "Es un impuestón, una bestialidad. Me quedé helado cuando recibí la carta. Pensé que me pedirían 15.000 euros o una cantidad similar, ¿pero tanto?. Desde entonces no me sienta bien ninguna comida", se quejó Brun, autónomo en el sector de la construcción "y sin nómina".

Otros ganadores de la cesta navideña del restaurante Mariano de Calamocha no han tenido estos problemas. Uno de ellos, Isidro López, de Valencia, que en 2013 se llevó a casa productos por 360.000 euros a medias con un amigo, tras comprar ambos un boleto por cinco euros, contó que Hacienda les reclamó conjuntamente 91.000 euros, una cantidad que pudieron pagar "sobradamente" vendiendo los lingotes de oro, por los que obtuvieron 145.000 euros. "El oro se convierte en dinero en el momento, podría decirse que de forma automática; está puesto en la cesta con ese objetivo. Solo hay que saber gestionar los regalos y pagar a Hacienda a tiempo", subrayó López. "Bendita cesta, ojalá me tocara todos los años", afirmó.

M. Ángeles Moreno. El Heraldo de Aragón.

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