«La cobardía de las conductores profesionales al volante de camiones, autobuses o furgonetas de transporte de mercancías: es el silencio que mata una profesión
Resulta indignante la pasividad con la que muchos conductores profesionales observan, día tras día, cómo se pisotean sus derechos, cómo se deterioran sus condiciones laborales y cómo se devalúa la dignidad de su oficio -afirman desde el Movimiento de Conductores Profesionales-.
¿Dónde está el orgullo de los conductores profesionales del volante? ¿Dónde quedó la valentía de quien una vez se sentó tras un volante con la responsabilidad de transportar vidas, mercancías o historias?
Lo que se ve hoy, con alarmante frecuencia, es una cobardía disfrazada de resignación. Una aceptación sumisa de jornadas abusivas, sueldos miserables, descansos inexistentes y normas impuestas por despachos que jamás han pisado una cabina.
Y lo peor de todo es que muchos, demasiados, bajan la cabeza, miran hacia otro lado y dicen: “Es lo que hay». No, no es lo que hay. Es lo que permites.
Porque callar frente al abuso no es prudencia, es rendición. Porque aceptar la explotación sin levantar la voz no es sacrificio, es complicidad. Y porque mirar cómo otros luchan mientras tú te escondes tras el miedo, no es neutralidad, es cobardía.
Ser conductor profesional no es solo manejar un vehículo. Es hacer valer tu dignidad tú profesión, es exigir respeto por tu tiempo, tu salud y tu vida. Es no permitir que su profesión sea tratada como si valiera menos que una mierda.
¡¡Basta ya de silencio!!. ¡¡Basta ya de agachar la cabeza!!. ¡¡La dignidad no se mendiga, se defiende!!. Y quien no lucha por su profesión de conductor , simplemente no lo merece».
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