¿Cómo afecta el calor a los neumáticos? Revísalos antes de comenzar el viaje

¿Cómo afecta el calor a los neumáticos? Revísalos antes de comenzar el viaje
Los neumáticos y el calor cuiudados
¿Cómo afecta el calor a los neumáticos? Revísalos antes de comenzar el viaje

Redacción.- ¿Afecta el calor a los neumáticos? La respuesta es, sí. Las altas temperaturas propias de esta época del año provocan que los neumáticos se deterioren más y en consecuencia pierdan eficacia.

Además, en verano el asfalto puede llegar a ser hasta 10 Cº más alta que la temperatura ambiente, alcanzando temperaturas abrasadoras que causan duros estragos en la integridad de los neumáticos. Al igual que en invierno el caucho se vuelve ligeramente más rígido por el frío, el verano afecta a los compuestos químicos de la goma volviéndola más blanda y frágil.

En este sentido, la fricción y la velocidad en el recorrido pueden hacer que las ruedas del coche sufran, especialmente en la banda de rodadura, la cual se calentará excesivamente si el neumático no mantiene la presión adecuada. Por tanto, el vehículo se verá obligado a hacer un mayor esfuerzo para desplazarse y alcanzar altas velocidades, y eso, sin duda, repercutirá sobre el neumático, desgastándolo hasta un 15% más rápido que lo habitual, y aumentando el consumo de combustible hasta en 10% más de lo normal.

Nuestra seguridad en carretera depende del buen estado de los neumáticos ya que estos aseguran un buen agarre y una correcta distancia de frenado. Examinar el desgaste de la banda de rodadura, chequear su presión, y hacer una comprobación visual de éstos para garantizar que están en perfectas condiciones es básico antes de ponernos en marcha. Teniendo en cuenta que el calor es un factor climático que puede perjudicar severamente nuestros neumáticos, Confortauto Hankook Masters nos aconseja un mantenimiento periódico de los mismos teniendo en cuenta las siguientes claves:

1. Comprueba la presión

Aunque la recomendación habitual es controlar la presión de los neumáticos una vez al mes, lo cierto es que en esta época lo más aconsejable es que lo hagamos como mínimo cada dos semanas, pues estos pueden sufrir variaciones de mayor calibre. Mantener la presión adecuada de los neumáticos evitará un desgaste irregular y prematuro de los mismos, y reducirá el riesgo de pinchazos y reventones. Además, la conducción será más sencilla y se ahorrará combustible. Una presión baja provoca que los neumáticos se calientes antes y se desgasten más rápido, mientras que una presión alta pronuncia el desgaste por la zona central de la banda de rodadura y hace que se estropeen las suspensiones, ya que el coche soporta peor las irregularidades de la carretera. Debemos asegurarnos de que los neumáticos tengan siempre la presión que aconseje el fabricante.

2. Revisa la profundidad y el estado del dibujo

La banda de rodadura proporciona al neumático sus características de frenado y maniobrabilidad. Por eso es muy importante asegurarse de que está en perfectas condiciones. Según la normativa, la profundidad del dibujo de los neumáticos no debe superar los 1,6 milímetros (límite legal establecido), siendo aconsejable su cambio cuando la profundidad sea inferior a 3 milímetros. Circular con neumáticos desgastados pone en peligro nuestra seguridad y la de los demás, aumentando el riesgo de sufrir patinazos o aquaplaning.

3. No olvides la rueda de repuesto

A veces, por falta de necesidad, nos olvidamos de la rueda de repuesto. Pero lo cierto es que esta pieza es casi tan importante como los neumáticos que están montados, ya que pueden salvarnos en caso de que una de los neumáticos sufra un pinchazo. Es necesario revisar su estado y presión con la misma periodicidad que el resto de neumáticos del coche, aunque no se utilice, ya que con el paso del tiempo lo más probable es que haya perdido presión. Es importante no olvidar realizar este mantenimiento para que la rueda de repuesto esté a punto cuando le toque hacer su trabajo.

4. ¿Sigues con los neumáticos de invierno?

Esto es como el cambio de armario. Si guardas el abrigo, los neumáticos de invierno también sobran en verano, salvo que tus viajes sean por tierras gélidas. Los neumáticos de invierno no están diseñados para circular con calor. De hecho, jamás se deben usar con temperaturas superiores a los 7 grados. Al no estar diseñadas para las temperaturas más elevadas de la estación más calurosa del año, no sólo sufrirán un desgaste mayor, también ofrecerán un menor rendimiento aumentando al mismo tiempo el riesgo de tener un accidente. Por tanto, si tus neumáticos de invierno siguen estando lo suficientemente nuevos para una nueva temporada de invierno, es mejor desmontarlos y guardarlos protegidos del calor durante el verano. Te saldrá más económico montar unos neumáticos de verano en esta época y lo más importante ganarás en seguridad.

Foto de archivo