Marcelino: "En mi casa se hablaba de los camiones de mi padre, y no de fútbol"

Marcelino, casa, camiones, padre, camionero,
Marcelino entrenador del Valencia F.C.
Marcelino: "En mi casa se hablaba de los camiones de mi padre, y no de fútbol"

El técnico del Valencia rememora sus inicios y las renuncias que conlleva la élite, en la presentación del libro 'Bronco y copero' de Paco Lloret . "Esta profesión absorbe mucho, no recuerdo la última vez que fui al cine y el último libro que no fuera de fútbol"

El discurso de Marcelino García Toral sonó ayer con un tono relajado y pausado, alejado de las tensiones de la élite y la alta competición, de esa rueda imparable de previas y partidos.

En el coloquio organizado en El Corte Inglés acerca del libro 'Bronco y Copero' (Àrbena), escrito por el periodista Paco Lloret, el técnico valencianista habló de fútbol con una perspectiva distinta. La que alude a los sueños de niñez, a la nostalgia de la primera visita a un estadio, a la gratitud de haber llegado a coincidir con Quini, que fue su ídolo, a la imprescindibles renuncias en el camino a la profesionalidad.

En una charla moderada por el propio Lloret, Marcelino recordó que el fútbol fue una vocación algo tardía: "Estaba interno en un colegio y con 13 años me vio jugar un técnico del Sporting. Hasta ese momento nunca había estado federado".

Apenas cuatro años más tarde, el técnico asturiano ya debutaba en la selección española juvenil. A diferencia de la tónica actual, en la que muchos padres ejercen una presión excesiva sobre los hijos futbolistas, "y en los torneos de alevines se ven a casi tantos representantes como chavales", en la casa de los García Toral, en Careñes, una aldea asturiana del concejo de Villaviciosa, no se hablaba de fútbol: "En mi casa se hablaba de los camiones de mi padre", que talaba eucaliptos que transportaba a fábricas papeleras del País Vasco. "Ya, con seis años, empecé a dar patadas a un balón y me olvidé de los camiones".

Marcelino reconoció que un trabajo como el de entrenador implica una concentración absoluta, que en su caso obliga a renunciar a otra clase de placeres: "No recuerdo la última vez que leí un libro que no estuviera vinculado al fútbol. Y siempre me los dejo a medias. O la última vez que fui al cine. Cuando ejercemos esta profesión, absorbe tanto que cuando tengo algo de tiempo libre me apetece dejar la mente libre". "Ser entrenador tiene más desgaste que como jugador. Cuando eres joven todo en la vida se ve de forma diferente y el entrenador sufre muchas veces solo, y eso cuando eres joven no pasa. El entrenador disfruta la victoria de forma muy pasajera, porque todo va mas rápido y la dedicación es mucho mayor. No sabría si decir si me han llenado más mis años como futbolista o como entrenador", reflexionaba.

Desde que empezó a contemplar los partidos como aficionado, con aquellos duelos en el Molinón entre el argentino Enzo Ferrero con el valencianista Carrete, el fútbol no ha dejado de evolucionar. Lo ha hecho hasta tal nivel de exigencia que el simple talento ya no sirve para triunfar sino viene acompañado de una escrupulosa disciplina: "Es imposible llegar a ser jugador de Primera sin sacrificio ni esfuerzo, antes era menos necesario pero ahora es imposible. A parte de tener talento hay que ser un atleta. Hay muchos niños con talento extraordinario y llegar a Primera es muy complicado", señaló Marcelino, que recordó que tuvo que retirarse con 29 años a causa de las lesiones.

Marcelino evocó los trayectos como futbolista en coche cama en tren, el año que como técnico del Sporting en Segunda se desplazaban en autocar "con siete equipos andaluces" en la categoría. Y las figuras inspiradoras de Arrigo Sacchi y Rafa Benítez en su camino como entrenador.

Homenaje a la lealtad de Vaello

En su presentación, Lloret, también acompañado de Pau Pérez Rico, director de Relaciones Externas de El Corte Inglés, señaló que la recopilación de artículos le han supuesto "una válvula de escape" de la estricta actualidad, y quiso tributar un homenaje a Pepe Vaello, protagonista de uno de los capítulos del libro y uno de los más carismáticos aficionados del Valencia, fallecido esta semana a los 92 años: "Fue casi como un padre para mi y estuvo más de 80 años yendo a Mestalla. Fue todo un símbolo de lealtad al club".

Fuente: levante-emv.com