El sector del transporte por carretera que, además tiene la “mala fama»» de ser uno de los más contaminantes, empieza a estar superado por la palabra, el concepto descarbonizar. Las empresas de transporte españolas, como es evidente, deben cumplir con las directivas marcadas por la Unión Europea, directivas que en materia de sostenibilidad ambiental han tomado un “camino de difícil retorno»».
Que este planeta, la tierra, en la que vivimos está en peligro por la emisión de gases contaminantes, no es una teoría, es una evidencia. Que el culpable de peligro sea el transporte de mercancías por carretera, es dudoso.
De hecho, lo es, incluso, que el conjunto de la Unión Europea, con toda su industria, movimiento de mercancías y uso de combustibles fósiles, es más dudoso. Las cifras, datos científicos no engañan: Europa, el conjunto de los países que forman parte de esa Unión, apenas si emiten un 1% de los gases nocivos, contaminantes, que llegan a la atmósfera.
Dicho de otro modo, Europa, que tienen la política más restrictiva sobre contaminación, emisión de gases y fabricación de vehículos que funcionan con combustibles fósiles, es la que menos contamina.
Otra versión de la misma teoría, todos los esfuerzos que, con la penalización que conlleva a la industria, fabricantes de vehículos y, por tanto, al transporte de mercancías por carretera, ayudarán muy poco al “querido planeta tierra»».
Despropósito legislativo
Si hace apenas un mes la idea de que la Unión Europea, sus leyes sobre descarbonización, tendrán un alto coste en pérdida de productividad a la industria europea, se decía, casi en susurros, ahora es un mensaje, alto, claro, y en boca de grandes expertos, empresarios e, incluso, políticos de “mucho peso»».
En la Asamblea General de la Asociación Española de la Carretera, ASTIC, hace apenas diez días, se lanzaban dos mensajes potentes. Por un lado, no es posible cumplir el plan de descarbonización de la UE, unido a que la electrificación, apostar solo por esa vía, es irreal, no sirve para el transporte de larga distancia.
Por otro, lo decía con claridad Marcos Basante, presidente de ASTIC, “estamos viviendo, sufriendo, los efectos de un sobredimensionamiento de leyes, y más leyes, procedentes de la UE, de difícil comprensión, y más difícil aún cumplirlas»».
El pasado viernes, 21 de junio, durante la celebración VI Foro Corell: Transición Energética y Realidad industrial, varios de los ponentes apoyaron las palabras de Basante, que, por cierto, como presidente de la Fundación había inaugurado el Foro y había insistido en la teoría de que “es imposible cumplir los objetivos planteados por la UE»».
A lo largo de las cinco horas que duró el Foro, incluyó, ponencias, mesas redondas, y la intervención final del presidente de Repsol, Antonio Brufau
Sólo Álvaro Fernández Heredia, secretario general de Movilidad Sostenible del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, emitió un discurso diferente, precisamente el mismo que sigue el Ministerio.
Así, afirmó que “resistirse a la transición energética no soluciona nada. Sólo aquellas empresas que acepten innovar y apuesten por el cambio conseguirán el éxito y el liderazgo en sus respectivos sectores. Las empresas pueden resistirse al cambio, es su decisión, pero lo único que lograrán es perder competividad, el único camino hoy día es descarbonizar»».
O sea, el Ministerio mantiene una postura, alienada con la de la Comisión Europea y contraria a la que defienden fabricantes de vehículos industriales y, por su puesto, empresas de transporte de mercancías por carretera.
Antonio Brufau
El cierre del Foro de la Fundación Corell correspondía a Antonio Brufau, presidente de Repsol y, seguramente, una de las personas que más saben de sostenibilidad energética, política comunitaria, sostenibilidad y competitividad empresarial.
En una ponencia, distendida, pero con muchos datos, puso sobre la mesa las incongruencias de la política comunitaria, alejada de la que están siguiendo las dos grandes potencias económicas, China y EEUU, “lo que probablemente deje a Europa a la cola. Europa está perdiendo peso industrial, entre otros motivos por la regulación excesiva, compleja, sin un análisis científico serio y contrastado de que esa ley sea necesaria»».
Brufau se preguntaba, asimismo, si Europa necesita ser la única zona geográfica en la que se prohíben totalmente los vehículos de combustión fósil, “la idea es electrificar. Se pone como ejemplo a China, país donde hay miles de coches eléctricos, pero yo me pregunto, “¿de qué sirve que circulen vehículos eléctricos, si para su fabricación se ha tenido que triplicar la combustión de carbón? Flaco favor hacemos al planeta»».
A lo largo de su intervención hizo alusión a esta idea general, y al temor de que Europa pierda competitividad, en su empeño por ser “más ecológica, más sostenible que nadie. Quizás, deberíamos insistir, empresas, asociaciones, organismos, en que las leyes, directivas europeas sean el resultado de una necesidad real.
Finalizó, el presidente de Repsol con un para la reflexión. Aseguró que; “se ha comprobado que el 60% de las leyes comunitarias ven la luz sin estar basadas en un análisis serio, profundo, realizado por expertos en la materia»».
O sea, es posible que sea verdad esa afirmación que las leyes comunitarias, son el fruto de una “reunión de colegas»», una tarde de domingo aburrida. De ser así, da miedo pensar en “manos»» de quién estamos.
Resumiendo, ¿está Europa, en su empeño de ser sostenible, dejando el mercado de la fabricación de vehículos, e industria auxiliar en manos de China y EEUU? Sí, es así, las pérdidas serán económicas serán millonarias. Mejor no pensar los puestos de trabajo que desaparecerán.
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