«En respuesta al artículo sobre las subvenciones para la modernización del transporte en Castilla y León, como conductores profesionales queremos manifestar nuestro rechazo a la incoherencia que reina en este sector: se nos habla de digitalización y eficiencia, mientras se sigue utilizando un sistema retributivo opaco y anticuado que impide que se nos pague justamente.
Nos referimos, en concreto, al artículo 24 del convenio colectivo de Salamanca, que permite a las empresas sustituir el pago de horas extraordinarias, nocturnidad y tiempo de presencia por un “plus de kilometraje», calculado en función de los kilómetros recorridos al mes y aplicable solo si superamos los 7.000 km.
Este artículo se ampara en una supuesta “imposibilidad de controlar la actividad de los conductores», pero esa excusa ya no se sostiene. Hoy existen herramientas como Geotab, Webfleet, Globofleet o Tadig que registran al minuto y con total fiabilidad nuestras horas de conducción, disponibilidad, pausas y localización. La empresa puede saber en tiempo real qué estamos haciendo… si quiere saberlo.
La realidad es que no quieren. No quieren implantar estas tecnologías porque si lo hicieran, deberían pagar conforme a lo que realmente trabajamos. No solo las horas de conducción, sino también las de espera, carga, descarga o presencia en ruta. Horas que ahora se diluyen bajo la fórmula simplista y tramposa del kilometraje.
Y eso que la Junta de Castilla y León ha ofrecido más de 5 millones de euros en ayudas precisamente para implantar estos sistemas de control digital. ¿El resultado? Apenas 66 solicitudes en toda la comunidad. Las empresas prefieren renunciar a subvenciones antes que transparentar las condiciones laborales de su plantilla. Porque, si se supiera lo que realmente trabajamos, tendrían que pagar más.
Mientras tanto, se nos sigue imponiendo un modelo retributivo completamente ajeno a la realidad de nuestra jornada. ¿Qué ocurre si hacemos 6.900 km en un mes, pero pasamos 220 horas fuera de casa, muchas de ellas en horario nocturno? Nada. Cobramos lo mismo. Porque con este sistema, lo único que cuenta es lo que marca el cuentakilómetros, no el tiempo ni el esfuerzo invertido.
El artículo 24 no es un escudo ante la complejidad del control horario, es una coartada legal para seguir pagando menos de lo que se debe. La tecnología está. El dinero está. Lo que falta es voluntad empresarial y compromiso con el respeto a los derechos laborales.
Por eso, cuando leemos en prensa que el sector “busca modernizarse», nos preguntamos para quién. Para nosotros, los conductores, esa modernización no ha llegado. Seguimos viviendo en un sistema que premia la opacidad y penaliza el control. Un sistema que habla de eficiencia pero se sostiene sobre el trabajo no reconocido ni remunerado de cientos de profesionales.
Hasta que no se exija a las empresas que usen las tecnologías disponibles para registrar y pagar lo que corresponde, toda esta “modernización» será una simple operación de imagen, financiada con dinero público pero pagada, como siempre, con nuestros derechos».
Se eliminarán los comentarios que contengan insultos o palabras malsonantes.