Las empresas del sector logístico y de transporte se enfrentan a retos cada vez más complejos. Por un lado, los márgenes se estrechan, están entrando en el mercado nuevos actores que desafían los modelos tradicionales y cada vez es más difícil atraer y retener al talento necesario para sostener su actividad. Por el otro, la presión por reducir su impacto medioambiental sigue creciendo. Todo ello obliga al sector a evolucionar con rapidez y ha incorporar nuevas herramientas tecnológicas que les permitan ser más ágiles, eficientes y sostenibles.
En este contexto, las tecnologías que incorporan IA, se han convertido en aliadas imprescindibles. Y no solo aquellas aplicadas a las plataformas operativas y las flotas, sino también a las finanzas y la contabilidad. Sí, la IA, el big data, el IoT o el blockchain permiten optimizar rutas, mejorar la trazabilidad, reducir el consumo energético o reforzar la seguridad, pero también habilitan una toma de decisiones más ágil y ayudan a mejorar la eficiencia operativa y la rentabilidad financiera.
A pesar de ello, la brecha entre potencial y realidad sigue siendo evidente. Solo el 23% de las empresas utiliza el big data de forma habitual (UNO Logística) y apenas un 8,7% ha incorporado la IA en sus operaciones (ONTSI). El ritmo al que avanza la digitalización hace que posponer esta transformación suponga, en muchos casos, ceder ventaja competitiva.
Abandonar el rol operativo y aprovechar el potencial estratégico de las finanzas
Las exigencias del liderazgo hacia esta área cada vez son mayores. Nuestro último informe revela que el 94% de los CFO españoles considera que su rol se ha ampliado significativamente en los últimos tres años. A las tradicionales funciones contables y presupuestarias se han sumado responsabilidades clave como la adaptación regulatoria, la sostenibilidad o la gestión de la expansión internacional. Sin embargo, apenas el 35% de los directivos financieros cree que cuenta con la tecnología adecuada para hacer frente a esta nueva era.
La digitalización financiera —y en concreto, la incorporación de plataformas de gestión integral de gastos de empresa— permite automatizar funciones operativas que actualmente ocupan gran parte del día a día de los equipos financieros de las empresas de transporte y logística. Entre ellas, la gestión de notas de gastos, de facturas, presupuestos u órdenes de compra.
En este sector, un gran número de empleados, desde conductores hasta comerciales, realiza pagos diarios – combustible, peajes, dietas, etc. – que, habitualmente, implican informes manuales y conciliaciones a final de mes. Esta operativa dispersa no solo ralentiza la contabilidad y los reembolsos, sino que limita la visibilidad financiera en tiempo real y eleva los riesgos asociados, como errores contables o, incluso, fraudes. Por ello, la introducción de soluciones inteligentes que incorporan IA y aprendizaje automático, como Payhawk, permite clasificar, validar y consolidar automáticamente estos gastos, reduciendo el margen de error y facilitando la conciliación.
Estas herramientas, además de automatizar tareas tediosas, también ofrecen a los CFO una visión centralizada y actualizada de todas las transacciones corporativas, lo que permite una gestión más estratégica del gasto empresarial. Además, hacen posible una supervisión más ágil y precisa del presupuesto, liberan recursos del equipo financiero y proporcionan datos fiables para tomar decisiones con mayor rapidez y menor riesgo.
En el contexto de las operaciones internacionales, estos desafíos se amplifican. La necesidad de gestionar gastos en múltiples divisas y adaptarse a tipos de cambio fluctuantes añade una capa adicional de complejidad que dificulta el control presupuestario y puede impactar negativamente en la rentabilidad.
Con ello, no solo se agiliza la supervisión del gasto corporativo, sino que también se facilita una toma de decisiones basada en datos precisos y oportunos, reforzando el control y la eficiencia operativa. Igualmente, liberaría a los equipos y a los departamentos de finanzas para que puedan concentrarse en actividades de mayor valor añadido, algo que los propios profesionales del área reclaman: el 65% de los CFO cree que debería tener un rol más estratégico y orientado al negocio, que contribuya a cumplir objetivos y a aumentar la rentabilidad.
De hecho, las previsiones de nuestro informe indican que, en los próximos cinco años, la tecnología financiera impulsará un aumento medio del 13% en los ingresos de las empresas, un 15% en la tasa de crecimiento anual compuesta y un 19% en el flujo de caja operativo.
También cabe destacar que automatizar procesos tediosos, ofrecer herramientas intuitivas y garantizar una experiencia fluida a los empleados —especialmente a aquellos que están en constante movimiento, como los transportistas— se traduce en mayor satisfacción laboral y en una reducción del desgaste operativo. En un contexto donde encontrar y retener talento cualificado es cada vez más complicado, este factor no es menos importante.
Apoyo a la estrategia de sostenibilidad
Como hemos apuntado, otro de los grandes retos que afrontan las empresas del sector es la sostenibilidad. La presión regulatoria está creciendo. Normativas como la Directiva sobre Información Corporativa en materia de Sostenibilidad (CSRD), la Taxonomía Verde, los Estándares de Reporte de Sostenibilidad Europeos (ESRSO) o la Directiva sobre la diligencia debida de las empresas en materia de sostenibilidad (CS3D), solo por mencionar algunas, supondrán para miles de compañías logísticas europeas la obligación de reportar su impacto ambiental de forma rigurosa, trazable e integrada con los resultados financieros.
Ante este escenario, el CFO, impulsado por la tecnología, está llamado a ser un aliado estratégico de la organización. En el mercado ya existen herramientas que les permiten garantizar la consistencia, precisión y verificabilidad del reporting no financiero haciendo un seguimiento automático de las emisiones de CO2, incluso las de alcance 3, que se generan cada vez que se hace un gasto con las tarjetas de crédito corporativas. Esto hace posible simplificar la recolección de datos ESG, comprender mejor la cadena de suministro, aumentar la transparencia sobre el impacto de las operaciones logísticas, facilitar el cumplimiento y traducir los compromisos ambientales en resultados tangibles.
En definitiva, la transformación digital en el sector logístico no solo es una cuestión de eficiencia operativa o mejora financiera, sino una palanca clave para afrontar los grandes desafíos actuales. La capacidad de integrar y automatizar la gestión financiera y la gestión integral de gastos con el seguimiento ambiental permite a las empresas cumplir con exigentes normativas, reducir riesgos y tomar decisiones informadas en tiempo real. Así, digitalizar las finanzas se convierte en un habilitador imprescindible para lograr operaciones más sostenibles, transparentes y competitivas. La modernización financiera y tecnológica no es un lujo ni una opción, sino una necesidad estratégica para poder liderar el futuro de la logística.
Autora: Laura Gámiz, directora para España de Payhawk



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