Los fabricantes automovilísticos europeos están presionando a través de los órganos ejecutivos de la Unión Europea para que la Comisión que dirige la alemana Úrsula von der Leyen retrase dos años los objetivos de emisiones contaminantes de 2025 para el sector.
La actual normativa comunitaria tiene como objetivo que el parque móvil emita unos 95 gramos de dióxido de carbono por kilómetro y vehículo lo que obligaría a los fabricantes a detener la producción de unos dos millones de vehículos o exponerse a multas que podrían alcanzar los 13.000 millones de euros en el caso del segmento de turismos, según las estimaciones de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA, por sus sigas en inglés) al que ha tenido acceso la agencia ‘Bloomberg’ y que recoge Europa Press.
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