7 actitudes y hábitos que nos convierten en conductores molestos

Los expertos de Cleverea repasan algunas costumbres habituales que pueden conllevar multas y molestias para los demás conductores

Los expertos de Cleverea repasan algunas costumbres habituales que pueden conllevar multas y molestias para los demás conductores
Enrique Sancho Cespedosa
Enrique Sancho Cespedosa

Todos tenemos alguna manía o un mal hábito que pasa factura a los que nos rodean, en mayor o menor medida. Por desgracia, en el caso de la conducción, estas costumbres pueden suponer un serio riesgo para la seguridad de los demás (y para la nuestra). Y, por eso mismo, suelen estar penadas con algún tipo de sanción (multa, retirada de puntos…), aunque quizá no lo sepamos. E, incluso, según los expertos de www.cleverea.com, la empresa de seguros online para automóviles y motos, nuestro seguro podría no cubrirnos en caso de percance.

Pero ¿cómo saber si estamos siendo molestos o incluso temerarios? Los expertos de Cleverea han resumido algunas de las infracciones que más perjudican a los demás conductores:

1. Usar erróneamente las luces antiniebla

Las luces antiniebla son un gran desconocido para muchos conductores y son muy molestas si no se usan correctamente. Hay dos tipos: las delanteras (que no están disponibles en todos los vehículos) y las traseras. Las delanteras pueden usarse cuando hay niebla o en situaciones en las que se reduce la visibilidad, como cuando llueve intensamente o hay una nube de polvo. Del mismo modo, se pueden encender en carreteras estrechas, de menos de 6,5 metros de ancho, que tengan bastantes curvas. Son unas luces con mucha potencia por lo que debemos tener cuidado en su uso y evitar deslumbrar a los coches que vienen de frente o al que tenemos delante y nos ve por el retrovisor.

Por su parte, las traseras, que sí son obligatorias en todos los coches, no deben usarse a la ligera. Son faros rojos muy potentes que, si se encienden cuando no son necesarios, pueden molestar y confundir a otros coches con las luces de freno. Así, solo debemos ponerlas cuando la niebla es muy densa, hasta el punto de que apenas se pueda ver a una distancia de 20 metros. En cuanto la visibilidad se recupere, es muy importante apagarlas.

El uso inadecuado de las luces antiniebla no solo resulta molesto (y peligroso), sino que también implicaría una multa. Emplear el alumbrado establecido para cada situación es obligatorio y no cumplirlo está considerado una infracción grave que puede costarnos 200 euros.

2. Circular demasiado cerca de la línea del carril

Si circulamos muy pegados a la línea que separa dos carriles, estaremos complicando el adelantamiento. La persona que quiera situarse a nuestro lado tendrá dificultades para ocupar el espacio que le corresponde en su carril y no sabrá si queremos cambiar de carril o simplemente no estamos bien centrados.

3. No respetar la distancia de seguridad

Siempre hay que dejar el espacio suficiente con el vehículo que tenemos delante. Lo recomendable es dejar una distancia de unos 3 segundos, pues ese es el tiempo aproximado que tardamos en frenar en caso de emergencia. En función de la velocidad a la que vayamos, la distancia variará. Una forma rápida de calcularlo es con la llamada regla del cuadrado. Tomamos la velocidad a la que circulamos (por ejemplo, 100 km/h), le quitamos la última cifra (10) y la multiplicamos por sí misma (10×10= 100 metros). Si llueve o el pavimento está mojado, lo recomendado es duplicar esa distancia de seguridad.

En caso de no cumplir esta norma, estaremos poniendo en peligro a los demás conductores; si tienen que frenar bruscamente por algún motivo, no tendremos distancia suficiente para frenar nosotros y chocaremos. De hecho, según datos Cleverea dejar poca distancia de seguridad es el motivo de uno de cada seis accidentes. Además, circular con otro vehículo muy cerca suele ponernos nerviosos, lo que reduce la capacidad de atención. Y, por si fuera poco, puede conllevar una multa de 200 euros y la retirada de 4 puntos.

4. No usar bien las luces largas o de carretera

Hoy día, muchos vehículos cuentan con asistentes de luces largas, que detectan cuándo hay que desactivarlas o evitan los deslumbramientos. Si no es el caso de nuestro automóvil, es importante tomar buena nota de los siguiente, pues quizá estamos siendo un conductor molesto (y estemos arriesgándonos a una multa).

No deben usarse en autopistas, autovías o zonas urbanas; pero sí podemos si viajamos a más de 40 km/h, es de noche y circulamos por una carretera que esté mal iluminada. ¿Cómo saber cuándo se considera que está mal iluminada?: cuando no podemos leer la matrícula del coche que está 10 metros por delante de nosotros o distinguir un vehículo negro u oscuro a unos 50 metros.

En el caso de los túneles mal iluminados, podremos encenderlas aunque sea de día, al igual que cuando hay condiciones meteorológicas que reducen la visibilidad, como una nube de polvo o la lluvia.

No obstante, es imprescindible ir muy pendiente para desactivarlas en cuanto nos crucemos con otro conductor, para no deslumbrarle. También hay que apagarlas si otro coche circula en nuestro mismo sentido a menos de 150 metros de distancia, ya que podemos deslumbrarle a través del espejo retrovisor.

Al igual que en el caso de las antiniebla, su mal uso conlleva una multa de 200 euros. Además, también pueden multarnos por usar las ráfagas para comunicar ciertas cosas a otros conductores. Sí son válidas para avisar de un adelantamiento o advertir de nuestra presencia a un peatón, por ejemplo, pero no para saludar a un amigo, avisar a otros de la presencia de la policía o instar al vehículo que va delante a que vaya más rápido, algo que puede poner nervioso al otro conductor. En esos casos, la multa alcanza los 80 euros.

5. Circular, sin necesidad, por el carril central o izquierdo en autopistas

En las autovías y autopistas con dos carriles o más de un mismo sentido, debemos circular por el derecho. Los demás son exclusivos para hacer adelantamientos o para situarnos para coger una salida. Si vamos sin necesidad por el carril central o por el izquierdo, nos arriesgamos a una multa de 200 euros. Igualmente, estaremos entorpeciendo la circulación, ya que no permitimos que un vehículo que quiera adelantar pueda hacerlo correctamente; en última instancia, es posible que los demás coches tengan que hacer maniobras peligrosas para sortearnos.

6. Entrar o salir de una rotonda por el carril interior

Como norma general, se debe entrar y salir de ellas solo por el carril exterior, no por el interior. Si lo hacemos de manera incorrecta, corremos el riesgo de chocar contra otro vehículo que quiera seguir girando y según los expertos de Cleverea, de cara al seguro seremos los responsables del siniestro, además de que nos pueden sancionar con hasta 500 euros de multa y la pérdida de 6 puntos del carné de conducir. Y ese riesgo se incrementa aún más si no señalizamos con el intermitente que queremos salir. Solo hay dos excepciones a esta norma: si el carril derecho está congestionado o una señal lo permite.

7. Llevar la música a todo volumen

A todos nos encanta la música, pero no queremos oír la que llevan los demás. Cada ciudad establece un límite máximo de ruido que podemos hacer cuando circulamos, que se suele situar en el entorno de los 87 decibelios. En función de cuánto superemos esa barrera, la multa puede llegar a los 3.000 euros. Si hacemos mucho ruido, evitamos que el resto de conductores (y los peatones) escuchen lo que ocurre a su alrededor, lo que supone un grave peligro para su seguridad. Hay que tener en cuenta, además, que la música muy alta puede distraernos y, si no la escogemos adecuadamente, adormecernos (o todo lo contrario: fomentar nuestra agresividad).

Javier Bosch, Consejero Delegado de Cleverea, explica que: «Por desgracia son pocos los conductores que pueden asegurar que no tienen algún mal hábito al conducir. Al final, adquirimos costumbres, ya sea con el paso del tiempo o porque las hemos aprendido mal, que nos convierten en conductores molestos, e incluso peligrosos para los demás. En Cleverea hemos querido hacer un repaso de las principales malas costumbres para tratar de prevenir imprudencias, accidentes, y por supuesto, multas».

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