Una de las consecuencias del desmantelamiento y cierre de la «Jungla» de Calais está siendo el desplazamiento de los inmigrantes a Bélgica, que a través de la autopista de la E-40 van llegando a la zona industrial de Grand Bigard, lo que está produciendo un aumento de las agresiones de los refugiados a los conductores de camiones. En la noche del pasado lunes, un conductor resultó herido en un brazo con arma blanca tras ser amenazado por un grupo de inmigrantes. Los sospechosos del apuñalamiento aún no han sido detenidos.
Las empresas de transporte de Grand-Bigard han dado la voz de alarma de la situación. El propietario de la empresa belga, Trans Benelux, ha declarado en HLN Noticias que hace unas semanas, uno de sus empleados fue atacado y amenazado con un cuchillo. Relata que un grupo de refugiados preguntaron al camionero como podían conseguir un poco de agua. Cuando abrió la puerta de la cabina para darles unas botellas de agua, le golpearon e intentaron robarle.
El conductor intentó huir, pero fue retenido por los atacantes golpeándole dos veces con un cuchillo en la cabeza. Afortunadamente el conductor resultó herido leve, pero el empresario manifiesta su preocupación por los incidentes que están ocurriendo, considerando la situación insostenible. El ejército belga ha comenzado a desplegarse en los alrededores de Grand-Bigard para iniciar la expulsión de los refugiados.
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