A ti, conductor anónimo:
Sí, a ti. No importa si conduces cada día o solo los domingos. Si vas en coche, en moto o en patinete. Si juraste que jamás te distraerías al volante o si te justificas pensando que “solo son dos minutos”.
Queremos hablar contigo porque tú, sin saberlo, formas parte del mayor experimento colectivo de convivencia que existe: la movilidad. Miles de personas compartiendo espacio, tiempo y riesgos, confiando en que los demás harán lo correcto. Y casi siempre lo hacemos. Pero a veces no.
No pretendemos señalarte. Queremos recordarte. Recordarte que detrás de cada volante hay una vida que no se puede rebobinar, y que un error que dura un segundo puede durar para siempre.
Recordarte que cuando contestas un mensaje, tu atención viaja a otro lugar, y dejas tu seguridad en manos del azar.
Recordarte que ese adelantamiento “porque llego tarde” o ese casco mal abrochado no son decisiones menores, sino pequeñas ruletas en las que siempre hay más que perder que ganar.
Quizá creas que hablamos de los demás: del conductor imprudente, del que corre, del que bebe, del que se distrae. Pero la verdad es que todos hemos sido ese conductor alguna vez.
Todos hemos pensado “yo controlo”, “son solo dos minutos”, “esta vez no pasa nada”. Y justo ahí, en esa frase, empieza el accidente que nunca pensaste que te cocaría.
Cada día, en las carreteras y calles, hay vidas que se cruzan para siempre. Algunas porque alguien cometió un error; otras porque alguien decidió hacerlo bien. Y esas decisiones, las buenas, no salen en las noticias. Nadie escribe titulares cuando un conductor respeta la distancia, cede el paso o simplemente frena a tiempo.
Y son esos gestos, esas conductas responsables, las que sostienen la seguridad de todos.
Por eso hoy no te pedimos que conduzcas perfecto. Te pedimos que conduzcas presente. Que no veas el volante como una rutina, sino como una responsabilidad compartida. Que recuerdes que en cada espejo hay una historia que quiere volver a casa.
En Fundación CEA llevamos más de veinticinco años trabajando por una movilidad más segura y humana. Lo hacemos con campañas, formación, asistencia y, sobre todo, con convicción. Porque detrás de cada normativa, de cada curso de formación, de cada mejora en una carretera, hay algo más grande: la vida.
Así que, a ti, conductor anónimo, te pedimos algo muy sencillo: que la próxima vez que arranques el motor, recuerdes que no vas solo. Vas con todos nosotros. Y nuestras vidas, como la tuya, son muy valiosas.




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