Al correo electrónico de Diario de Transporte, nos ha enviado su opinión un conductor de autobús, en la que denuncia la situación laboral de muchos conductores de este tipo de transporte público, que reproducimos a continuación:
«Terminada la pandemia del COVID 19 y las situaciones de confinamiento que acarreó, parece ser que buena parte de la población ha salido de estampida de sus casas y se ha tirado de cabeza al asiento de un autobús. apuntándose a viajes y excursiones sobre todo de fin de semana. Unido a eso, está la aglomeración de celebraciones y bodas que se pospusieron también a causa de la pandemia y que contratan autobuses para los invitados.
Al menos en la provincia de Córdoba y Sevilla hay empresas que no dan abasto debido al aumento de la demanda de autobuses para servicios discrecionales en sábado y domingo.
Esas empresas aún darían menos abasto del que están dando si cumplieran con la legislación laboral, ya que antes de rechazar contrataciones de clientes a causa de no disponer de conductores porque les toca descansar, mejor es dejar a éstos sin descanso el fin de semana a pesar de haber trabajado de lunes a viernes realizando otros servicios, generalmente de transporte escolar.
Las rutas de transporte escolar suelen ser de corta distancia, con comienzo y finalización entre pueblos cercanos; en las capitales de provincia consisten en mover alumnos desde barrios periféricos al barrio donde esté enclavado el colegio, centro o instituto en cuestión.
Se preguntarán que cómo es posible privar de descanso a un conductor si su tarjeta digital podría delatar esa anómala situación. Muy sencillo: no insertando la tarjeta en el tacógrafo durante uno o dos días en los que realiza transporte escolar, así consta que no está trabajando. De esa manera está disponible para viajar el fin de semana.
Lo más gracioso de todo es que la Dirección General de Tráfico avisa con antelación las inspecciones en los servicios de transporte escolar. Ancha es Castilla.
Otra cosa graciosa es que están inventando nuevos tacógrafos a los que llaman inteligentes. Lo más inteligente sería olvidarse de las tarjetas digitales, implementar un sistema de control consistente en introducir un chip bajo la piel de los conductores que se prestaran a no descansar, un chip más avanzado que el que le meten a los perros para saber quién es el amo, que fuera detectado por los tacógrafos.
Los empresarios deben estar forrándose teniendo conductores que se prestan a no descansar a cambio de recibir una mínima parte de lo que la empresa factura con cada viaje contratado, una mínima parte que, semanita a semanita, les sumará para poder construirse en un cementerio un hermoso panteón familiar, ya que algún cercano día será ahí donde pasen más tiempo con sus familias mientras continúen llevando esa vida trabajando y conduciendo de lunes a domingo». Esteban A.L.
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