
Es una lástima que en España no tengamos aún ningún día que refuerce la importancia de la presencia de las mujeres (o la promoción de la participación de las niñas, tal y como ocurre cada 11 de febrero con el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia) en un sector tan crucial –representa alrededor del 10 % del PIB– para nuestra economía como es el de la automoción.
En otros países, como Reino Unido, sí que se celebra el increíble trabajo que están realizando las mujeres en la industria de la automoción, a pesar de que la fuerza laboral se sitúe tan solo en el 20 % del total, una cifra similar a la de España, y menos de la mitad que en posiciones relacionadas con la ciencia.
Según datos de la EPA, en 2022 tan sólo el 19,2 % de los trabajadores de la industria de la automoción eran mujeres. Y se debe a dos causas básicas,
.- La primera: el fracaso de la industria a la hora de atraer a jóvenes profesionales. Aunque en muchos sectores se fomenta la diversidad de género, se sigue considerando la mecánica como una profesión de hombres, sobre todo por la falta de referentes femeninos.
.- Y la segunda: el fracaso de la industria a la hora de promover la variedad de funciones profesionales existentes. Estamos asistiendo a una de las mayores transformaciones en la historia de la automoción gracias al desarrollo de tecnologías híbridas y eléctricas, y esto supone que se necesita una mayor variedad de talentos y habilidades, tales como expertos en inteligencia artificial o científicos que desarrollen futuras generaciones de baterías para vehículos eléctricos.
Por eso, es fundamental dejar atrás el concepto de que esta industria depende solamente de hombres que aprietan tornillos y entender que los equipos diversos en género e inclusivos obtienen mejores resultados: hasta del 50 % según un estudio de Capgemini para la industria del automóvil.
Por otro lado, los coches son cada vez más modernos y eso implica una mayor demanda de tareas inexistentes hasta hace poco, tales como las actualizaciones de software. Esto es un soplo de aire fresco para el sector, pero también supone que se necesitan nuevas habilidades más allá de las mecánicas, especialmente a la hora de desarrollar la creatividad para resolver problemas combinados con los conocimientos técnicos.
Es muy importante, por eso mismo, que se invierta, por un lado, en formación para poder dar respuesta a las necesidades de los coches actuales y futuros y, por otro, en tecnologías que den soporte y que ayuden a los técnicos del taller.
Necesitamos, pues, un esfuerzo colectivo en la industria para eliminar la brecha de género y la brecha de conocimiento y garantizar que los trabajadores están formados correctamente y pueden desarrollar su trabajo en espacios diversos e inclusivos para poder dar un salto adelante en la industria y colocarla al nivel de otras, como las relacionadas con la ciencia o la salud.
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