Galicia tiene una experiencia nefasta con el aprovechamiento de trazados antiguos que enlazan con líneas de alta velocidad. Solo hay que recordar el accidente de Angrois, que provocó 80 muertos y 144 heridos al descarrilar un Alvia en una curva desprotegida de 400 metros de radio que estaba allí mucho antes de que se construyera la línea de alta velocidad entre Santiago y Ourense. En el bautizado como el «trazado de la vergüenza», la vía convencional que cruza la ciudad de Ourense, hay 17 curvas en solo 14 kilómetros. De ellas, hay una decena con radios de 400 metros o inferiores, en un trazado que se imbrica en la ciudad para pasar por la terminal de San Francisco y desembocar después en la estación Empalme, que será la primera referencia de importancia en la llegada de la alta velocidad a Galicia. El trazado se adaptó en su momento a la geografía urbana y, desde 1957, esta ha sido la principal conexión de Galicia con la Meseta.
Estas características técnicas, así como las dificultades para rectificar el trazado en un entorno muy urbanizado, hizo desechar desde el primer momento este tramo entre Taboadela y Ourense como el pasillo por el que circularían los trenes de alta velocidad rumbo a las principales ciudades gallegas, Ourense incluida. La variante exterior fue impulsada en un primer momento por José Blanco y, después, reconducida técnicamente para hacerla más sostenible económicamente por el equipo de Ana Pastor. Así, en abril del 2013, la ministra presentó en la ciudad el nuevo proyecto, consensuado con todas las Administraciones (Fomento, Xunta, Diputación y Concello de Ourense), que a grandes rasgos mantenía el espíritu del proyecto de Blanco.
El equipo de Pastor optimizó el trazado de vía doble y añadió la implantación de un tercer carril para posibilitar la circulación de trenes de pasajeros y de mercancías. En ese proyecto se integraba la nueva estación diseñada por el arquitecto británico Norman Foster, pero en ningún momento se dio una cifra aproximada del coste de la variante exterior, hasta que el nuevo ministro lo situó en los 600 millones de euros.
lavozdegalicia.es
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