Las injusticias de las empresas con los conductores (1)

La actual crisis ha obligado a los trabajadores del transporte a soportar injusticias por la simple necesidad de tener que trabajar para mantener a sus familias, o por la simple supervivencia. Evidentemente puede haber quien diga que a nadie le ponen una pistola en el pecho para tener que aceptar los abusos. Pero son una realidad que está presente.

Enumerar todos es correr el riesgo de que alguno seguramente se quede en el tintero, pero si podemos resaltar los mas importantes después de que Diario de Transporte hablara con muchos conductores asalariados. Esta es la lista de los más importantes:

1.- Cobrar al trabajador las roturas ocasionales producidas en el trabajo como consecuencia de maniobras complicadas. Un piloto, un roce con una pared, un golpe a otro vehiculo en una maniobra aunque haya seguro. Penalizaciones económicas por pinchazos en una rueda, en definitiva pequeñas averías ocasionales que suceden en contra de la voluntad del trabajador, pero que son una consecuencia de la particularidad propia del trabajo. Aquí también tiene que ver la responsabilidad de la empresa a la hora de contratar a profesionales. Pero eso no es motivo para que se produzca este tipo de abuso.

2.- Descontar a los conductores el consumo de gasóleo que excede de las previsiones de la empresa, sin tener en cuenta que no existen dos viajes iguales, ni que los consumos varían en función de la carretera, del estado de la circulación, del peso o que la forma de conducir de cada trabajador no es igual. Del mismo modo que hay empresas que descuentan a los conductores el importe del gasóleo que les pueden sustraer los ladrones. Tambien se producen descuentos en los salarios por piezas robadas por los ladrones, pilotos, baterias, ruedas de repuesto, e incluso palets vacíos de madera de las paleteras de los camiones. Como si estos fueran responsables de los mismos y tuvieran que estar permanentemente de guardia ante posibles robos sin poder descansar.

3.- Sanciones de empleo y sueldo que en algunos casos han llegado a ser de 75 días (dos meses y medio) por negarse los conductores a realizar trabajos de carga y descarga de los camiones. Cuando es un trabajo al que no está obligado el conductor. Esto es motivo de constante polémica, incluso entre los propios conductores. Hay quien se escuda en la existencia de convenios que recogen esta actividad. Pero eso no es motivo para que se vean presionados a hacerlo. Evidentemente hay trabajos muy específicos en lo que la descarga la tiene que llevar a cabo el conductor, como pueden ser las cisternas de granel o de mercancias peligrosas. Pero en esta actividad además se da otro agravante que es completamente ilegal. Tener el tacografo marcando descanso cuando deberia de estar en disponibilidad o en otras actividades. Ya que la realización de cargas y descargas por parte del conductor, aparte de ser ilegal en muchos casos., también es un trabajo. Todo esto sumado a que si el conductor está haciendo este trabajo, está ahorrando puestos de trabajo a las empresas cargadoras o receptoras, fomentando la precariedad laboral y el desempleo.

A esto contribuye en gran manera la ausencia de denuncias ante las inspecciones de trabajo de los conductores, las pocas inspecciones por parte de las autoridades competentes y la falta total de apoyo por parte de los sindicatos, que no realizan una labor efectiva hacia los trabajadores del transportea. Puede que en parte sea por la baja afiliación. Pero también por la gran falta de compañerismo entre los propios conductores. Que muchas veces se convierten en cómplices de las propias empresas.

4.- Presiones para que los conductores cometan ilegalidades con el tacógrafo. Imposición directa o indirecta para que utilicen el famoso imán o para que se conviertan en cómplices de las empresas en las manipulaciones de los tacografos, como conducir con tarjetas digitales duplicadas, falsas, de otros conductores. movimientos sin la tarjeta digital, con discos de papel a nombre de otras personas o sin ell0s. Aunque también hay que reconocer que hay conductores asalariados que se convierten ellos mismos en ilegales propiciando actuaciones fuera de la ley con el desconocimiento de las empresas. No es por ello motivo para que las empresas presionen a los trabajadores para que cometan ilegalidades. Cuando suponen un grave riesgo para sus vidas y para el resto de personas que circulan por las carreteras. Contando ,por otra parte,que las aseguradoras se eximen de toda responsabilidad frente a los posibles daños materiales o personales que pudieran causar los conductores, así como las empresas, que no dudarán a la hora de culpar directamente al conductor de ser quien las realiza por su propia cuenta y con el desconocimiento del empresario, aunque no sea cierto.

Ademas este tipo de actitudes perjudica claramente a los trabajadores y las empresas que cumplen con las leyes establecidas. Originando por tanto una competencia desleal.

(Continuará)

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