Con el título «Los empleados a precios desinflados: el gran escándalo», la cadena de televisión francesa france tv emitirá hoy martes a las 20:50 un reportaje investigación realizado por la periodista Shophié Le Gall en el que trata la situación de los trabajadores del transporte desplazados en Francia.
En el amplio reportaje se muestra la realidad de las empresas francesas que deciden ahorrar, no sólo cotizaciones sociales, también sueldos, cuando contratan a trabajadores de otros países, con condiciones laborales y salariales muy diferentes a las que tienen los conductores franceses. En este estudio se muestra como, por ejemplo, la empresa tiene que contribuir en Francia con un 38% a las arcas públicas, cuando en Rumania es el 27%, un 23% en Portugal o tan solo el 18% en Polonia. Esta situación es una de las principales causas del denominado dumping social.
En la actualidad se calcula que en territorio francés hay 230.000 trabajadores desplazados empleados en el transporte por carretera, 30 veces más que hace unos quince años. Por este motivo muchos empresarios no dudan en defraudar el gobierno contratando mano de obra fácil de manejar, en ocasiones sin declararlos. Esto supone que el Gobierno de Francia deje de ingresar en torno a 400 millones de euros. Pero el reportaje va más allá y muestra los métodos utilizados por los empresarios para rebajar los precios de los sueldos.
Este trabajo de investigación comenzó en Dunkerque, en una terminal de GNL que opera EDF. La periodista descubrió allí conductores rumanos que trabajaban 55 horas a la semana por menos del salario mínimo francés. Incluso había meses que no se les pagaban los sueldos. De esta práctica ilegal han hecho su negocio las empresas que comercian con estos trabajadores colocandoles en las empresas. El líder en esto es Atlanco, una empresa de origen irlandés que oferta trabajadores temporales a los empresarios a sueldos bajos, sobre todo en el sector de la hostelería y la construcción. Tienen entre sus principales clientes a grandes empresas como Bouygues. Esta firma irlandesa proporciona empleos a trabajadores griegos, chipriotas o de Polonia. Todo un entramado en el que muchos trabajadores son engañados y los sueldos destinados a los impuestos y a los seguros sociales desaparecen.
Las empresas francesas Bouygues Construcción y EPR de Flamanville son un ejemplo de esta práctica. Se calcula que el fraude podría ascender a 2,5 millones de euros. Menos impuestos para pensiones, para ayudas familiares, para desempleo o seguridad social. Bouygues ya fue condenada en su día a una multa de 25.000 euros, justo 100 veces menos de la cantidad defraudada. En territorio francés la empresa Atlanco debe al Estado 23 millones de euros en contribuciones y en impuestos.
Pero el fraude no está solo en la construccion, tambien esta en el transporte por carretera. Con la apertura a más países de la Unión Europea, se han dado casos como el de una compañía francesa que ha subcontratado el transporte a un cargador alemán y ésta a su vez a otra italiana con un camión matriculado en Bélgica y conducido por un conductor de Polonia. Todo un amalgama de nacionalidades y de leyes en el que los controles resultan inútiles. Por lo que los conductores de estos países se han convertido en auténticos esclavos de la carretera.
Llegando al punto de que un conductor tan solo gana 237 euros al més, vive permanentemente en el camión y pasa los fines de semana aparcado en áreas de servicio. Sin poder ir a su casa. Una de las empresas acusada de llevar a cabo esta práctica es Geodis, empresa subsidiaria de la francesa SNCF.
Evidentemente la emisión del reportaje de la periodista Shophié Le Gall «Los empleados a precios desinflados: el gran escándalo», será todo un bombazo que descubrirá una vez más la realidad del transporte, no tan solo en Francia, ya que esta práctica del dumping social está extendida por toda la Unión Europea.
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