Así que quieres hacer un cambio en tu vida cotidiana: por ejemplo, hacer más ejercicio, cumplir todos tus plazos o desarrollar una habilidad para los juegos de casino Mr Bet. Haces un plan, invocas tu fuerza de voluntad y te comprometes. Sin embargo, como la inmensa mayoría de la gente, al final fracasas.
¿Qué ha ocurrido? Puede que ir al gimnasio te haya costado más de lo que pensabas o que te hayas encontrado demasiado cansado por la noche para estudiar ese nuevo lenguaje de programación.
Es fácil culparte por tu falta de autocontrol o dedicación. Pero el cambio de comportamiento rara vez se produce solo por la fuerza de voluntad. Por el contrario, las personas con más probabilidades de hacer cambios duraderos recurren a su fuerza de voluntad con menos frecuencia que el resto de nosotros. Saben cómo crear hábitos útiles.
¿Qué diferencia hay entre comportamiento y hábito?
En general, el comportamiento es una acción que puede observarse y que surge como respuesta a influencias internas o externas.
Los hábitos son comportamientos que has repetido tantas veces que se han vuelto automáticos para ti y ya no requieren tu intención o pensamiento consciente para ejecutarse. Por ejemplo, dejar las llaves en la consola junto a la puerta o sacar ese cigarrillo cada vez que te sientes ansioso.
Las personas pueden cambiar de hábitos tomando conciencia de ellos y modificando intencionadamente ese comportamiento el número de veces suficiente hasta que el nuevo hábito se convierta en automático.
Sin embargo, algunos hábitos pueden requerir que explore su causa raíz. Por ejemplo, si un hábito se asocia con la ansiedad, es posible que primero desees trabajar para reducir la ansiedad.
Imagina tu futuro yo
Primero, piensa en los buenos hábitos que quieres tener y en cómo quieres sentirte una vez que los hayas adoptado.
Dedicar un poco de tiempo a pensar (o escribir) sobre la persona que quieres ser puede motivarte a actuar de forma acorde con tu «yo futuro» y evitar comportamientos que te frenen, según sugieren los estudios.
Haz que un nuevo hábito sea conveniente
Aunque estés motivado internamente para adquirir nuevos hábitos (por ejemplo, «quiero estar más sano»), para algunas personas estos valores abstractos no son suficientes para lograr un cambio real. Sin embargo, hacer más cómodo, económico o eficiente el cumplimiento de tu objetivo puede ayudar a reforzar los comportamientos positivos.
Así que poner esto en práctica se reduce a:
Determinar el hábito que quieres crear o eliminar;
Identificar los obstáculos que se interponen en el camino;
Averiguar cómo hacer que esa acción sea más o menos conveniente.
Crea un entorno específico
Por mucho que no queramos creerlo (ni hablar de admitirlo), somos en gran medida seres sociales que se dejan influir por quienes nos rodean.
Por eso, cuando estamos con un amigo que quiere otra ronda de copas, es más probable que nos tomemos otra ronda. Pero si optaras por ir a tu clase de yoga, por ejemplo, tendrías poca o ninguna tentación. Así que, en esos casos, practicar (y crear) el hábito de, por ejemplo, no beber alcohol te resultará bastante fácil.
En muchos casos, a la gente le resulta difícil cambiar de hábitos porque sus hábitos reflejan las normas y valores de su entorno actual. Cualquier cambio que vaya en contra de esas normas o que se salga de los valores de ese entorno es muy difícil de conseguir.
Desencadenantes de hábitos
Experimenta a establecer diferentes desencadenantes de hábitos que te gustaría cambiar. Siguiendo con los ejemplos que acabo de citar, podrías poner tus zapatillas de andar por casa en el lugar donde sueles ver la tele después de cenar y, en lugar de ver la tele y comer entre horas, dar un paseo nocturno y darte un baño antes de irte a la cama.
O podrías invitar a tu amigo fiestero a tomar un café contigo un fin de semana por la mañana para que no te sientas impulsado a beber alcohol mientras estás en su compañía. Ya te haces una idea.
Lucha, lucha, lucha
Los viejos hábitos no quieren morir. A medida que trabajes para cambiar tus hábitos, los viejos se enfurecerán y rugirán. Cuando aflojamos con nuestros nuevos hábitos, los viejos están listos para saltar.
Para cambiar un hábito, tendrás que luchar conscientemente contra la parte de ti que está conectada con los viejos patrones. Adopta la mentalidad adecuada para el cambio repitiendo una afirmación como: «Libero el viejo hábito porque prefiero el nuevo hábito. Y este es mi nuevo yo».
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