El transporte es una de las principales fuentes de emisiones contaminantes en el mundo. Con la creciente preocupación por el cambio climático y las normativas medioambientales cada vez más exigentes, muchas empresas están apostando por la electrificación de sus flotas. Pero, ¿realmente es una solución viable? Vamos a analizar el impacto ambiental del sector, las barreras que todavía existen y las opciones para combinar sostenibilidad y rentabilidad.
El impacto ambiental del transporte y la necesidad de un cambio
El transporte por carretera es responsable de una gran parte de las emisiones de CO₂. Camiones, furgonetas y autobuses consumen grandes cantidades de combustibles fósiles, contribuyendo al calentamiento global y a la contaminación del aire en ciudades y carreteras a lo largo de todo el país, y de gran parte del mundo.
En este contexto, decantarse por tener flotas de furgonetas eléctricas parece ser una buena alternativa a medio/largo plazo para reducir la huella de carbono. Los vehículos eléctricos no emiten gases contaminantes y, si se recargan con energía renovable, pueden ser una opción mucho más limpia que los clásicos motores de combustión. Además, muchas ciudades españolas llevan ya tiempo restringiendo el acceso a vehículos diésel o gasolina, con la implementación de las famosas ZBE, lo que obliga aún más a las empresas a buscar soluciones más sostenibles.

¿Qué problemas se encuentran los transportistas que quieren electrificar sus vehículos?
A pesar de si, tener un buen número de ventajas, debemos tener presentes también sus limitaciones, y la electrificación del transporte aún enfrenta barreras importantes:
.- La autonomía limitada y los tiempos de carga: Aunque los coches eléctricos han avanzado mucho, los camiones y furgonetas de largo recorrido todavía tienen problemas para ofrecer la autonomía necesaria, debido al sobreesfuerzo que necesitan hacer para transportar grandes pesos. Además, el tiempo de carga sin duda sigue siendo mayor que el de un repostaje de combustible tradicional, ya que aún con una carga rápida de 25 minutos, se hacen menos kilómetros que con un repostaje convencional de menos de 1 minuto.
.- La infraestructura de recarga: No todas las rutas cuentan con suficientes puntos de recarga rápida, lo que dificulta la implantación de flotas eléctricas a gran escala, pues no todas podrían recargarse cuando fuera necesario.
.- El coste inicial es más elevado: Aunque el mantenimiento y el consumo eléctrico son más baratos, el precio de compra de un vehículo eléctrico sigue siendo alto en comparación con uno diésel o gasolina. Por suerte en este sentido, hay opciones intermedia como puede ser el alquiler de furgonetas sin conductor híbridas o eléctricas, que suponen una puerta de entrada más económica.
.- La producción y reciclaje de baterías: Fabricar baterías requiere materiales como el litio, cuya extracción tiene un impacto ambiental importante del que no se habla lo suficiente. Además, su reciclaje es un reto pendiente para la industria.
Cómo lograr un equilibrio entre sostenibilidad y rentabilidad
Para que la electrificación de flotas sea viable, es necesario combinar varias estrategias:
.- Los vehículos híbridos como una primera opción intermedia: Muchas empresas están optando por flotas híbridas, que combinan motores eléctricos con combustibles tradicionales, permitiendo reducir emisiones sin comprometer la autonomía.
.- Carga inteligente y energías renovables: La instalación de estaciones de carga en centros logísticos con paneles solares o energía eólica puede reducir costes y hacer que la transición sea más llevadera y eficiente.
.- La optimización de las rutas y el uso de vehículos ligeros: Apostar por modelos más pequeños y eficientes para trayectos cortos puede ser una solución mientras las tecnologías eléctricas siguen evolucionando poco a poco.
.- Más incentivos y financiación: Algunos gobiernos ofrecen ayudas para la compra de vehículos eléctricos o la instalación de puntos de carga, lo que puede hacer más atractiva la inversión.
No hay dudas, de que la electrificación de flotas es un paso fundamental hacia un transporte más sostenible, pero todavía hay retos técnicos y económicos que deben resolverse.
Sin embargo, combinando distintas soluciones y aprovechando los avances tecnológicos, cada vez más empresas están logrando hacer el cambio sin poner en riesgo su rentabilidad. La clave está en encontrar el equilibrio adecuado entre eficiencia, costes y sostenibilidad.
Se eliminarán los comentarios que contengan insultos o palabras malsonantes.