Al correo de lectores de Diario de Transporte, nos ha llegado la opinión de un conductor profesional, que denomina el mismo Adel el Tangerino, en la que muestra su punto de vista sobre el miedo y el rechazo que producen en muchas personas la llegada de camioneros extranjeros al transporte por carretera europeo, que publicamos a continuación:
«La verdad es que este problema del envejecimiento de la población de los países europeos sin la posibilidad y la disponibilidad de un relevo generacional, es un gran problema arraigado, profundo y en progresión constante, con efecto agravante en el sector del transporte en general y el terrestre aún más,
La solución del problema está a 14 kilómetros desde la punta de la Isla de las Palomas al Cabo de Mala Pata en Tánger. Aquí tenemos una mina de jóvenes dispuestos a comerse el mundo, juventud, energía, esperanza y perseverancia una vez formados adecuadamente y orientados.
Y muchos profesionales nacionales y locales que les encanta ésta actividad y profesión sólo se topan con barreras de medios, oportunidades, burocracia etc…
Yo cómo conductor profesional internacional marroquí que recorre las autovías y carreteras europeas veo una gran barrera que impide que sean contratados en España y en países de la Unión Europea; es la maldición de la fecha del 2.009 de la obtención del permiso de conducir marroquí D+E y C+E y sus sub-clases.
Es una muralla china que veta la contratación de conductores marroquíes por empresas españolas y europeas a parte de que es casi imposible obtener el permiso de conducir español y el CAP de forma natural por el elevado coste y la necesidad de obtener visado y medios económicos para pagarse los costes de estancia, transporte y los cursos, medios que ni siquiera disponen los autóctonos, nacionalizados y residentes en España.
De ahí está la solución más exprés o sino pues que motiven la natalidad y mejoren los convenios colectivos y garanticen su cumplimiento y mejoren las condiciones económicas y sociales de los jóvenes ciudadanos europeos, para convertir ésta profesión en fuente atractiva para ellos, teniendo en cuenta el tiempo que necesitan éstas soluciones más lentas en su aplicación para la obtención de los primeros frutos de un cerezo criado a cuenta gotas en un vivero.
Otro aspecto es que muchas personas que al oír hablar de conductores extranjeros, extracomunitarios en general y marroquíes expresan un rechazo sistemático y se tapan los oídos, se alarman cómo si se tratase de un boletín última hora de aviso de un eminente invasión de extraterrestres, ¡¡Marte Ataca!!.
Y de lo que no saben es que la comunidad marroquí es la que mayor nacionalidad española ha obtenido en estos últimos años, pero temen verlos en sus carreteras sin darse cuenta que ya están circulando en todas las autovías españolas con matrículas españolas y europeas, llevando a cabo todo tipo transporte de bienes, mercancías y suministros.
Abonando en la caja de la Seguridad Social sus aportaciones, para que los conductores europeos y españoles no sean víctimas de la bancarrota de la caja social cuando les toque jubilarse y cuando estén en las residencias de la tercera edad tengan un constante suministro a tiempo de sus necesidades nutricionales e higiénicas y puedan por las tardes tomar galletas, un vaso de leche caliente y antes de echarse a la cama poder disponer de las compresas o calzoncillos anti fugas para personas de la tercera edad.
Entonces ¿Cuánto importa si el conductor profesional sea un marroquí, un latino, un africano uno de Europa del Este o un extraterrestre que lo haya traído para trabajar?.
¡¡Un gran saludo a los conductores profesionales de todos los continentes, que gracias a ellos sigue girando la economía mundial sin ninguna distinción!!.»
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