Desde la Organización Internacional del Transporte por carretera (IRU), afirman que han acogido con satisfacción la enmienda específica de la Unión Europea que introduce flexibilidad para que los fabricantes de vehículos alcancen los objetivos de reducción de emisiones de CO2, para automóviles y furgonetas, pero al mismo tiempo pide una revisión más amplia y acelerada para apoyar una descarbonización realista.
Como ya se anunció en el Plan de Acción Industrial de la Comisión Europea para el sector de la automoción europeo presentado el pasado 5 de marzo de 2025, la Comisión Europea adoptó el pasado martes una modificación específica del Reglamento de la UE sobre las normas de rendimiento de las emisiones de CO2 para automóviles y furgonetas nuevos, advirtiendo de que las normas de emisiones ya están afectando a los camiones y autobuses, ya que los retrasos en las condiciones favorables para las empresas para la renovación de las flotas, están cada vez mas retrasadas. complicando los objetivos.
A pesar de todo, desde la IRU acogen con satisfacción la flexibilidad de cumplimiento a corto plazo introducida para el objetivo de 2025, pero subraya la necesidad urgente de una revisión más amplia y pragmática del Reglamento.
Para la directora de la IRU para la UE, Raluca Maria: “Esta flexibilidad es una solución necesaria a corto plazo, pero no aborda las fallas estructurales de la regulación. Los objetivos poco realistas y la exclusión de los combustibles renovables sostenibles debido al enfoque basado únicamente en el tubo de escape son obstáculos importantes. La próxima revisión debe ofrecer un camino práctico e inclusivo hacia adelante».
La enmienda propuesta permite a los fabricantes calcular las emisiones de CO2 de toda la flota en un promedio de tres años (2025-2027) en lugar de anualmente, lo que supone un alivio temporal, ya que las tasas de matriculación de vehículos eléctricos se mantienen por debajo de lo previsto. Esta flexibilidad busca reducir los riesgos inmediatos de sanciones y permitir un ajuste más gradual.
La IRU apoya esta medida a corto plazo, reconociendo la presión regulatoria que pretende aliviar. Sin embargo, la enmienda no resuelve los problemas estructurales fundamentales que siguen socavando la eficacia y la viabilidad de las normas actuales de CO₂.
La Comisión ha confirmado que la revisión completa del Reglamento, inicialmente prevista para 2026, tendrá lugar ahora en el segundo semestre de 2025. Este cronograma acelerado es esencial para adaptar el marco regulatorio a las realidades del mercado y a la evolución de las tecnologías de descarbonización.
La IRU también advierte que ya están surgiendo problemas similares en relación con las normas de CO2 para vehículos pesados. Dado que las condiciones favorables, como la disponibilidad de vehículos, la infraestructura de carga y repostaje, y la asequibilidad, están cada vez más retrasadas, el riesgo de que los objetivos no se alcancen es aún mayor para camiones y autocares.
La IRU insiste en un enfoque tecnológicamente neutral y basado en el mercado que reconozca plenamente todas las soluciones de transporte limpio, incluidos los combustibles renovables sostenibles. Los objetivos deben ser ambiciosos pero alcanzables, apoyando la transición y manteniendo la viabilidad de las operaciones de transporte por carretera.
La enmienda propuesta debe ahora pasar por el proceso legislativo de la Unión Europea, aún tiene que ser aprobada por el pleno del Parlamento Europeo y el Consejo Europeo.
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