Los resultados de los últimos Encuesta del Pacto Verdede IRU revelan una paradoja estructural: si bien los operadores de transporte comercial por carretera muestran una creciente disposición a comprometerse con la descarbonización, el 90 % aún planea adquirir vehículos diésel. La causa son los persistentes obstáculos técnicos, económicos y regulatorios, especialmente pronunciados en Europa. El estudio, realizado entre pymes de cinco grandes regiones del mundo, proporciona información cuantificada sobre la complejidad de la transición energética en un sector clave de la cadena de suministro.
Intenciones reales, pero escepticismo prevaleciente
Según los datos recogidos, más de el 70% de los operadores globales afirman estar preocupados por los problemas de descarbonización, una tasa que sube a 82% en Europa. Esta observación se acompaña de una baja proporción de actores clave que expresan confianza (8 % en Europa, 14 % en Australia). Al mismo tiempo, más del 50 % de las empresas encuestadas afirmaron estar considerando invertir en biocombustibles o vehículos eléctricos en los próximos cinco años, lo que demuestra un impulso real, pero se ve frenado por la incertidumbre.
Una ecuación económica aún desequilibrada
Los obstáculos identificados son principalmente financieros. Los costes adicionales relacionados con los vehículos y la energía solo se compensan parcialmente, sobre todo porque muchos clientes se niegan a repercutir estos aumentos de precio. Por ejemplo, el 67% de los operadores australianos y el 58% de los operadores europeos afirman que sus clientes no están preparados para cubrir estos costes adicionales. La presión económica es especialmente fuerte para las PYME, que representan el 86% de la muestra estudiada.
Infraestructura y regulaciones: otros obstáculos
Más allá de las consideraciones presupuestarias, aún no se han establecido las condiciones operativas necesarias para una transición fluida. En Turquía, el 70 % de los transportistas experimenta dificultades para instalar infraestructura de carga en sus estaciones. En Europa, el 60% señala la falta de terminales públicas adecuadas Asia Central también experimenta tensiones: casi la mitad de los operadores tienen dificultades para acceder a vehículos alternativos. Estas deficiencias obstaculizan el logro de los objetivos climáticos internacionales.
Una trayectoria a redefinir para apoyar el cambio
A pesar de la creciente voluntad política, los transportistas por carretera están luchando por equilibrar el cumplimiento normativo, la rentabilidad y la viabilidad técnica. Mantener el diésel como opción principal para la renovación de la flota refleja una realidad operativa más que una negativa al cambio. Para acelerar la descarbonización del sector, la IRU aboga por medidas de apoyo más estructurales: incentivos a la inversión, clarificación regulatoria y un rápido desarrollo de infraestructura. Este es un claro llamado a la acción que involucra a todo el ecosistema logístico.
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