¿Acaso vas a heredar la empresa?. ”Camionero García”. Opinión

¿Acaso vas a heredar la empresa? Esta es la pregunta que se le hace a muchos conductores de esos que empatizan con su empleador. Que este no tiene porque ser ni mala ni buena persona, sino alguien que ha montado un negocio y le tiene que sacar el mayor beneficio posible. Pero la cuestión es cómo se consigue ese beneficio y para ello se necesita la complicidad del trabajador en cuestión.

Toda esa propaganda contra los sindicatos que viene promovida por la parte empresarial, sobre todo aquellos empresarios que solo son camioneros venidos a más y que inculcan en la mente de aquellos trabajadores conductores que se creen aquello del pacto entre personas, pero que siempre pierde el mismo y que siempre acaba ganando el que promete y no cumple, hace que se crea que están en ventaja sobre los asalariados afiliados a sindicatos de clase, craso error. Sino ¿por qué temen tanto a los afiliados a los sindicatos, a que les puedan montar una sección sindical? Quizás sea porque no están jugando limpio con los derechos de sus trabajadores.

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Algunos, asalariados digo, se creen aquello de la empresa familiar, de la propina a fin de mes, de aprovechar el disco hasta el último minuto porque sino no se es competitivo; de si cobrara más, te podría pagar más, aquello de que les cosen a impuestos; que si a mi jefe le va bien, a mi también y todas aquellas charlatanerías que se sueltan cuando se hacen aquellos pactos entre personas. Porque claro, como tienen título de capacitación y la honorabilidad es una imposición, pues eso, que permítanme que me ría. Título, el que lo tenga y a saber como lo tiene, lo digo por lo de las cooperativas de falsos autónomos, que además tienen empleados a su cargo.

Seguimos. Eso es lo que pasa cuando un país permite que su masa empresarial esté basada en microempresas y donde su masa inspectora es ridícula y se ve casi incapacitada para actuar, por los pocos medios con los que cuenta y además porque esos pactos de los que antes hablábamos, para muchos están por encima de los derechos laborales de los trabajadores. De una ignorancia supina.

Pero como aquí todo Dios habla, porque es gratis, pues ha hacer ley lo que a cada uno le sale de sus bemoles y así le va al sector. ¿No se lo creen? Sólo hay que ver la cantidad de empresas, microempresas y autónomos que se ven incapacitados para sacar sus negocios adelante, pero no por la presión impositiva o por los costes laborales, sino porque son de la cultura del pacto entre personas sin escrito firmado que lo avale. Como decía el otro, que cada perrico se lama su pijico.

Y ahora vamos con aquellos empresarios que sí cumplen de verdad con sus trabajadores, que como las meigas, hailas. Empresas que no han cerrado por tener comités de empresa o sección sindical, donde hay un control sobre los derechos de sus trabajadores, donde si no dan los beneficios como quisieran, no es por su masa obrera, sino por la competencia desleal de muchos indocumentados que solo conocen la cultura de bajar precio para conseguir trabajo, donde tienen asumido en su interior que si no es emprendedor no se es nadie, a costa de lo que sea, aunque sea siendo cómplice de homicidio por imprudencia, por el estado de sus vehículos y las condiciones en las que están sus conductores. Y aún no saben que hay un plan de prevención de riesgos laborales, ni les interesa.

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Pero es que muchos de estos conductores, son falsos autónomos. Ellos que se hacen cargo de todos los gastos del camión, seguros sociales, costes fiscales y aún piensan que son propietarios de un camión o más, que ni siquiera están a su nombre y de los cuales no pueden disponer con la libertad y autonomía para decidir que sí tiene un autónomo legal y digo legal porque estos no son más que personas engañadas en principio y cómplices de su situación después y que su quehacer sí incide en la actividad de manera importante, aunque sean unos pocos miles comparando los 400.000 vehículos de transporte que circulan por las carreteras.

Ser emprendedor no da derecho al abuso sobre sus trabajadores, ni al lloriqueo permanente que vive en el sector, ni a la subvención que dicen necesitar para ejercer su actividad; y señores, cada vez que se expresan de esta manera, demuestran su incapacidad para mantener su empresa. Lo que determina que ustedes podrían ser unos grandes conductores asalariados, pero hoy por hoy, no son más que unos pésimos “empresarios»», con muchas dudas, pero empresarios. Y no, no son ustedes los culpables últimos, lo son aquellos trabajadores conductores que permiten que sus derechos sociolaborales sean violados todos los días sistemáticamente.

Y sí, ya estoy en la cola para comprarme un camión y ser emprendedor en el peor país para serlo y lo saben, señores, pero ahí estamos.

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