Opinión

El nivel es el que es. "Camionero García". Opinión

Lo siento por el señor Ovidio de la Roza, porque seguro que entre los suyos, los gerifaltes del sector le han leído y entendido
Foto de archivo
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El nivel es el que es. "Camionero García". Opinión

El que quiera que lo entienda y el que no allá él , pero el nivel es el que es, patéticamente cutre y distraído, ignorante y llorón, poco comprometido y nada, nada activo. 
Viene a cuento por algo que para mí es curioso y que define en cierta manera el nivel del sector del transporte de mercancías por carretera en conocimiento de los temas serios que le concierne a este colectivo y la ignorancia supina que invade a gran parte de sus componentes. 

Es cierto que muchos son profesionales y saben de su oficio y que en su lucha diaria huyen de la mediocridad, pero hay una realidad más visible, que tapa todo atisbo de esperanza para un sector muy necesitado de formación profesional que permita un avance en la cualificación de sus trabajadores y empresarios, sobre todo autónomos y en las microempresas. 

Cuando dos publicaciones, una seria e importante de cara a lo que nos atañe, aunque sea aburrida y repetitiva, pero a pesar de ello obtiene cero reacciones y la otra que no tiene ninguna importancia, que no es más que anecdótica y que solo es una opción de una empresa y que obtiene cientos de reacciones, a mi entender deja claro que lo necesario no interesa y que llama más la atención donde pueda cagar uno cuando la necesidad aprieta. 

Lo siento por el señor Ovidio de la Roza, porque seguro que entre los suyos, los gerifaltes del sector le han leído y entendido, pero otros que también son de los suyos, autónomos y microempresas y los propios conductores ni se han molestado en leer su artículo donde traslada una carta a los cargadores, para decirles un ya está bien del uso y abuso sobre las empresas del sector por parte de los propios cargadores. Vamos, que no lo han leído ni siquiera para ejercer el derecho a crítica de sus actuaciones y la de su asociación CETM. 

Eso sí, la otra publicación, la del cagadero en cabina, tuvo cientos de reacciones y comentarios. Incluso alguno se atreve a juzgar a este medio como promotor de estas actitudes, algo que sí demuestra una desinformación terrible y que seguro solo leyó el titular, muy dado en este país, juzgar desde el titular. Así nos va. 

Es de tal nivel muchos de los comentarios que pareciera que todo aquello que nos ocurre lo tenemos merecido, por estar a por uvas cuando nos tenemos que poner de frente a aquellos que solo pretenden para nosotros unas condiciones deplorables y precarias. No necesitamos cagaderos en las cabinas, ni duchas, ni cocinas ni mandangas que algunos están aceptando como necesarias. 

Lo que se necesita es que se respete el derecho a ejercer una actividad laboral de manera digna, a una remuneración justa que permita unas condiciones saludables de descanso, alimentación y aseo personal, que la cabina del camión no se convierta en una cárcel, porque no se convierta al conductor en una pieza más, sino que sea el valor más preciado de la empresa. 

En este juego de mamarrachadas, es donde se está destruyendo el futuro empleo del sector. Para los que vean en estas actitudes cierta empatía, solo tienen que mirar atrás en el tiempo. Hubo un gran crecimiento dentro del sector porque se veía dinero, se trataba a los conductores como personas y permitían cierta confianza como para dejar cagar en sus instalaciones. Hoy es impensable esta situación, son como fantasmas en los aparcamientos, no se respetan los entornos y su limpieza y mean en una botella que lanzan a la cuneta en cualquiera de los miles de kilómetros por los que transitan. 

Cualquiera que sea padre y camionero no desea esta vida para sus hijos por mucho que ame esta profesión pero también es cierto que la actual situación se ve, se palpa en la calle y aquellos que podrían sentirse atraídos al mundo del camión acaban alejándose de esta idea porque muchas de estas actitudes están muy lejos de estar en la línea de la dignidad necesaria que cualquier profesión debe tener, también la del transporte de mercancías por carretera y sus peculiaridades. 

Se entiende bien, entonces porque las grandes asociaciones actúan como actúan, porque tienen claro el nivel de los trabajadores del sector, asalariados y autónomos, porque consiguen fácilmente lo que quieren y lo manejan como quieren, porque una vez tienen la ley en la mano, la cumplen o no a su antojo, siempre sabiendo que sus subordinados no están en condiciones de reclamar nada más allá de una gran cabina, muchos caballos y ahora, un cagadero portátil en la cabina. 

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