Opinión

Los que aceptan y consienten. Camionero García. Opinión

A mí me parece que en gran parte, la culpa de la situación actual, es por la aceptación voluntaria de esas condiciones laborales
Foto de archivo
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Los que aceptan y consienten. Camionero García. Opinión

Quizás en esta coyuntura donde faltan tantos conductores y la necesidad aprieta a empresas de transporte y cargadores, quizás digo, sea el momento de dar un paso al frente y exigir esas condiciones que tanto se reclaman.

Pero no allí, donde nadie escucha, por mucho que se grite y por mucho que se escriba, porque las redes sociales ya no son otra cosa que el lugar donde muchos ahogan sus frustraciones, donde otros, se envalentonan detrás de la pantalla y sobre todo en ese lugar de denuncia, donde todo resulta muy fácil pero que no lleva a ninguna parte.

Si lo más denunciado de la falta de conductores y relevo generacional es la baja cuantía de los salarios y de las malas condiciones de los trabajadores del sector, lo que esta situación está dejando claro, es la falta de valor por parte de los propios trabajadores para reclamar frente a sus empleadores y pagadores unas condiciones dignas que permitan una mejor calidad de vida para sí mismos.

Pero parece ser que lo que se ha aprendido de unos años a esta parte es que sea otro, un tercero el que reivindique por ellos y ello a expensas de tildar a ese representante de ladrón, corrupto y apesebrado.

Lo dicho, que si de esta situación, los culpables son los empresarios, los sindicatos y el gobierno de turno, será porque ellos pasaban por allí y les obligaron a ser esclavos serviles sin poder para negarse al abuso sistemático y a la vejación como persona a la que usurpan sus derechos laborales sin opción a reivindicar, denunciar y ejercer su derecho a paro o huelga, según su condición.

A mí me parece que en gran parte, la culpa de la situación actual, es por la aceptación voluntaria de esas condiciones laborales y que el miedo, aún siendo libre, hoy por hoy quien más temor tiene es aquel que no puede cumplir sus compromisos con sus clientes y este es el momento para sacar partido a las reivindicaciones, no por oportunismo, sino por ser históricas del sector.

También hay que reconocer que la otra parte, la de la patronal, sabe de la ignorancia de sus trabajadores y de lo manipulables y maleables que son. Y fíjense que una parte importante de esos empleadores son básicamente camioneros reconvertidos a empresarios que de gestión saben lo justo y que la gestión propiamente dicha la subcontratan, eso cuando algunos, ni siquiera poseen la capacitación necesaria reflejada en un título para ejercer la profesión como empresa.

Con estos mimbres no esperemos que el cesto nos salga perfecto, aunque lo adornemos de profesionalidad, la realidad es bien distinta y hoy muchos solo son una parte más de una maquinaria bien engrasada que solo da beneficios a quien sabe manejar al personal como pastor manejando ganado.

Nunca aprobé aquella frase que algunos decían que solo éramos una panda de borregos y estómagos agradecidos, porque no creía que fuera así en aquel tiempo, pero hoy casi lo entiendo, porque pasan los años y no hemos aprendido nada, más que llorar y maldecir.

Esta situación no va durar toda la vida y es por eso de aprovechar el momento, porque la política puede cambiar esa necesidad de falta de trabajadores sin llegar a solucionar los problemas que arrastra el sector respecto a las condiciones sociolaborales actuales.

Es una pena, lo mucho que se oye en las redes sociales y lo poco que se denuncia en Inspección de Trabajo.

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