Opinión

No quieren abordar los verdaderos problemas de la escasez de conductores. "Camionero García". Opinión

Lo curioso de estas reuniones es que nunca hay un autónomo con un solo camión, un conductor asalariado o los mismos representantes de los trabajadores
Foto de archivo
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No quieren abordar los verdaderos problemas de la escasez de conductores. "Camionero García". Opinión

Ya se han puesto en marcha reuniones, convenciones, conferencias y demás parafernalias donde discutir sobre el problema de la falta de conductores y relevo generacional en el sector del transporte de mercancías por carreteras. Siempre auspiciadas por asociaciones empresariales y empresas interesadas en esta cuestión y que son cercanas a las empresas de transporte y sus necesidades.

Lo curioso de estas reuniones es que nunca hay un autónomo con un solo camión, un conductor asalariado o los mismos representantes de los trabajadores. Será que estos no son parte del problema o parte de la solución. O tal vez es porque allí no quieren oír cuestiones relacionadas con las condiciones reales que están sufriendo los conductores. 

La solución, según ellos, pasa por mejorar las condiciones tanto laborales como salariales, cosa que hoy en día no se lo impide nadie, ahí están los convenios provinciales para cumplirlos y aún si quieren, porque nadie se lo impide los pueden mejorar y con esto ya se habría solucionado parte del problema. También solicitan del gobierno que flexibilice, aún más, la burocracia  para atraer posibles candidatos de terceros países y por lo visto esto está a punto de conseguirse, solo es cuestión de tiempo. Entonces, visto lo visto, la primera parte de este párrafo, la de las condiciones, no es tan importante si se consigue atraer talento, como ellos lo llaman a bajo coste. 

A eso que ellos llaman talento, la realidad es que sean más bien sumisos trabajadores que obedezcan sin rechistar, que de normas no entiendan y menos que se arrimen a un sindicato para reclamar nada y para eso ya se encargan ellos de generar una deuda por contrato y por un tiempo, así como ofrecerles soluciones habitacionales y otras componendas que retraeran de sus salarios para compensar tanto esfuerzo a esas empresas tan solidarias y caritativas. Un buen negocio si el talentoso conductor no tiene tiempo apenas para pensar.

Pues bien, quizás en estos encuentros de expertos para solucionar un problema acuciante a corto plazo, no hay conductores ni autónomos que cuenten su experiencia y cómo pueden aportar ellos soluciones porque estos que promueven estas reuniones no quieren oír cosas como las siguientes.

Condiciones de trabajo de conducción en equipo, algo que de no ser excepcional debería estar prohibido, porque la cuestión habitacional para dos personas de una cabina no cumple los mínimos de dignidad e intimidad exigibles. Porque las jornadas de estos conductores son de semi esclavitud, donde su descanso diario es de 9 horas cada 30 de trabajo, ¿me siguen?. Donde yo mismo he comprobado que para cumplir con la fecha de entrega, mientras el segundo conductor cocina el primero come mientras conduce, ¿No lo creen?, lo saben y muchos conductores cuando lean esto lo confirmarán. Y esa categoría profesional que se han inventado del segundo conductor ¿Donde figura?, por cierto segundo conductor que puede ganar un 30 o un 40 por ciento menos que el primero, con la excusa de la formación, eso sí, con una presencia en el puesto de trabajo de 180 horas cada 3 semanas aparte los descansos correspondientes. Pero además, se da la situación en muchos casos en que el segundo tiene mejores cualidades y mejor actitud al trabajo que el primero. Todo un atractivo para atraer talento. Quizás si se eliminara la conducción en equipo, habría una buena parte de conductores disponibles y también seguro una menos competencia desleal, porque este tipo de conducción genera además una competencia en la que muchas empresas  no pueden entrar, competencia sustentada por condiciones laborales que violan toda normativa laboral vigente.

No quieren oír hablar del famoso Paquete de Movilidad, que permite descansos semanales reducidos continuados que no se llegan a compensar nunca. Tampoco quieren oír de descansos semanales de 45 o más en el hotel, que muchas de las empresas incumplen sistemáticamente en cualquier país de Europa. No quieren oír cómo se superan las 90 horas de conducción bisemanal, semana sí y semana también, de conducción, no te digo ya de trabajo, donde lo habitual es sobrepasar las 60 horas semanales y las 48 horas del cómputo cuatrimestral. Si muchos conductores pusieran atención en estas cuestiones, el problema sería monumental.

No quieren oír hablar de conductores amenazados por usar el selector de actividades del tacógrafo, de coacciones por parar antes de cumplimentar los tiempos máximos de conducción diaria, en busca de un lugar seguro donde descansar, teniendo que hacerlo muchas veces a píe de carretera con lo que ello afecta al descanso. No quieren oír hablar de cómo obligan a muchos de sus conductores a manipular el aparato de control, de cómo se les despide por pertenecer a un sindicato, de cómo se les discrimina por reclamar sus derechos, etc,

Ni quieren oír cómo tienen que convivir con el riesgo de padecer una enfermedad y no poder acudir al médico, de despedir al personal por coger una baja laboral, de cómo se esconden muchos accidentes laborales para eludir una posible inspección, en fin todo un conglomerado de situaciones que se dan y que son parte del problema y del que hay que hablar.  Problemas que han generado las mismas empresas que a través de sus asociaciones quieren poner soluciones. Pero ojo, que mientras están en el atril diciendo cuales son las posibles soluciones, en sus empresas, actualmente, están violando todos los derechos de sus conductores, acosando y amenazando por hacer un uso legal de sus derechos reflejados en tantas leyes y normas que sus empleadores violan sistemáticamente a diario.

Y lo más de lo más es que acusan a los gobiernos de no ser flexibles ante este problema, como si las administraciones no fueran cómplices de tanto desmán, porque lo son, tanto en cuanto miran para otro lado ante tanto despropósito. Y son cómplices las administraciones nacionales, las europeas y todas aquellas que a sabiendas, porque lo saben, permiten esta tropelía.

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