Opinión

Sindicatos y la sombra de la sospecha. "Camionero García". Opinión

Con la necesidad que existe de sentirse protegidos y que la sombra de la sospecha esté latente respecto a los sindicatos de clase tradicionales
Foto de archivo
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Sindicatos y la sombra de la sospecha. "Camionero García". Opinión

Parece mentira, con la necesidad que existe en el mundo laboral de sentirse protegidos y que la sombra de la sospecha esté latente respecto a los sindicatos de clase tradicionales.  

Cuando observas a tu alrededor, puedes ver diferentes comportamientos y oír discursos que según de quién salgan, en nada se parecen a los que debieran ser de unos representantes de los trabajadores.

Digo esto, porque parece que la cabeza sindical no se entera de lo que hace el resto de su cuerpo y estos elementos periféricos, dan la sensación de estar más por sus intereses que por los de los trabajadores. 

Pero me voy a centrar en el sector del transporte por carretera, que es el sector que nos atañe.

En ese querer ser más que los demás y acaparar más delegados que nadie, parece que se olvidan de la verdadera defensa de quién les vota y en esas andan cuando firman convenios provinciales que sonrojan al más "pintao". Como si a este sector no le afectase la carestía de la vida. Quizás en sus despachos de liberados, el que lo sea, se olvidan de que comer en ruta es más barato en un restaurante de Madrid para uno de A Coruña que para uno de San Sebastián. Pero no queda ahí la cosa, es que a los precarios sueldos que cobra un camionero cualquiera, las subidas de salario no les cubre ni para pagar la diferencia del coste del combustible para acudir a su puesto de trabajo.

Puedo entender al mal empresario cuando dice que no está la situación para subir sueldos, porque para ellos nunca lo está. Pero estos apesebrados que firman estos convenios, demuestran estar muy lejos de la realidad y muy cerca de su empleador y mentor, porque para ser delegado y representante provincial hay que saber hacer bien la genuflexión y eso tiene un precio.

Pero es más, algunos tienen a sus delegados y representados en ascuas, esperando donde van a vender sus votos, porque más parece un cortijo andaluz, que un sindicato de clase. Digo lo del cortijo por el empresario de turno y por estos elementos sindicales podría decir que son buenos perros cortijeros.

Estoy seguro que sus superiores no saben ni la mitad de lo que hacen estos miserables y que seguramente, se aprovechan de su posición en el sindicato para engordar su ego personal y darse algún que otro placer. Porque posición, alguno la tiene bien alta a pesar del desprecio que ofrece a sus compañeros. 

Pero es que de desengaños el mundo está lleno, tan lleno como de vende obreros a los que sus dirigentes superiores debieran investigar, porque visto lo visto, en los despachos centrales de estos sindicatos no se enteran de lo que hacen en empresas y provincias sus delegados.

Así que muchos tienen bien ganado el apelativo de comer gambas, a pesar de los otros muchos que si se parten la cara con los patronos en empresa por empresa.

No se preocupen por esconderse, porque si lo hacen es por cobardes, pero que la manera con la que se muestran, más bien parece que se mean encima, como ha quedado demostrado más de una vez y lo que no harían si no fueran porque en la calle los gallos son menos gallos.

A pesar de estos cortijeros, hay que afiliarse. Eso sí, elegir a quién no os venda, porque el precio a pagar es más precariedad y menos derechos.

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