Mientras vemos como en Europa, empezando por Francia que es la que más cerca tenemos, comienzan a darse los primeros pasos para poner coto al despiadado dumping social en el transporte y a tomar medidas contra el cabotaje sin control. En España da la sensación de que el transporte por carretera es una balsa de aceite y todo marcha de maravilla. Como si a los que gobernantes que son los que tienen que tomar medidas similares a las de otros países, no le importara el transporte.
Bueno, eso en el caso de que al final se termine esta «eventualidad» del desgobierno. Porque el transporte en España como lleva muchos años sin dar un ruido, callado y sumiso, soportando todo los abusos, sin levantar la voz, pues eso, que parece que no les importa mucho a quienes deberian solucionar lo problemas, pero tampoco da la sensación de que a los que los profesionales que los padecen a diario les importe lo suficiente como para levantar la voz y hacerse oír, cuando menos. Por mucho que el transporte sea imprescindible para la sociedad.
En Francia han sido las asociaciones de empresarios y los sindicatos los que han presionado al Gobierno para que tome medidas contra el dumping y el cabotaje, que es como tiene que ser. Los afectados directamente por estos problemas son los que tienen que lanzar la voz de alerta para que los gobernantes tomen medidas. Pero en esta España nuestra no. Aquí las asociaciones de empresarios representadas en el Comité Nacional de Transporte por Carretera y las diferentes y variadas asociaciones, están mas preocupadas por su propia supervivencia y por levantar de vez en cuando un poco la voz contra alguna medida concreta y poco mas. Pero siempre tres pasos por detrás de las que se toman en otros países. Sin presionar al Gobierno no sea que vaya a cabrearse. Con un Ministerio de Fomento que lo ve todo de color de rosa, más que nada porque nadie le hace llegar la realidad del transporte por carretera.
Por la otra parte los sindicatos en su linea habitual, sin levantar tampoco la voz, lastrados por su pasado y por un presente, en el que les pasa parecido a las asociaciones empresariales. Como nadie les presiona para que actúen ahí están, capeando temporales pasajeros que pasan inadvertidos. Sumergidos en esa especie de pasotismo y sumisión en la que se encuentran los trabajadores, más preocupados de la supervivencia diaria que de mirar a largo plazo, desencantados con los sindicatos, con la falta de unión y la desaparición lenta de un compañerismo que poco a poco parece convertirse en algo de otros tiempos mejores.
Pero mientras tanto asi seguimos en una agonía lenta, el dumping laboral y social en el transporte en España es una realidad que carga cada vez mas sobre los trabajadores, sean nacionales o extranjeros residentes contra el que no parece que aquí vayamos a hacer nada porque le ponga remedio quien tiene que hacerlo. Sobre todo porque nadie lanza señales de alarma. El cabotaje tres cuartos de lo mismo, las empresas con libertad total para hacer lo que les da la gana porque nadie las controla. Capaces de deslocalizarse donde les de la gana. Porque aquí ya se ha convertido en una costumbre lo de evadir impuestos por parte de aquellos que más deberian pagar. El resto, como no nos queda otro remedio, seguimos siendo los que pasamos por caja y que no se nos ocurra equivocarnos en las declaraciones de impuestos que nos machacan.
Avergüenza este pasotismo con la esperanza de que tengan que ser otros países los que tomen las iniciativas mientras aquí se les mira con envidia e impotencia. Esta resignación del transporte en España ante tantas injusticias no tiene sentido. Si no levanta la voz para ser oídos y tenidos en cuenta por gobernantes presentes y futuros esta condenado a una muerte lenta, porque solo nosotros somos los culpables de estar como estamos, mientras el tiempo sigue pasando y nadie hace nada. Eso sí, mirarnos el ombligo se nos da muy bien y quejarnos en los sitios equivocados también.
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