La semana pasada se proclamaba campeón del Dakar, por tercera vez, el grandísimo piloto Carlos Sainz. Desde aquí mostrarle mi admiración por este éxito. Mucha prensa de este país puso énfasis en la edad del Campeón, 57 años. No seré yo quien le quite mérito.
Considero que lo hecho por Don Carlos es toda una hazaña, pero en un país con la edad de jubilación situada en los 67 años, no me parece que la edad sea algo en lo que poner tanto énfasis, más aún, cuando a diferencia de los curritos de a pie, Don Carlos lo hace voluntariamente.
Me gustaría ver a esa misma prensa poniendo el mismo énfasis en contar la historia de mi amigo Emilio Palma (el Yayo), grupero de rescate, que con 62 años tan pronto se mete debajo de un camión a soltar una transmisión o un pulmón trabado, como saca una hormigonera que se ha caído a una zanja; o la historia de mi amigo Pepe, que con 67 años sigue subido en un camión recorriendo toda España, porque ya sabemos que Hacienda es muy de perdonar 800.000 euros a Pujol, pero al pequeño autónomo o al obrero que comete un fallo, lo persigue de por vida y como ellos, miles de compañeros que ya han pasado la frontera de los 60 años y siguen amarrados a la rosca.
Cuando esa gente que viaja en coches de alta gama con chófer, se permite el lujo de negarnos la jubilación a los 60, supongo que lo hará desde la comodidad del asiento trasero de cuero de su berlina de lujo. A ellos los quería ver yo con 60 años o más, haciendo 14.000/15.000 km al mes, conduciendo 9 horas diarias en jornadas que entre cargas, descargas y esperas se alargan hasta las 15 horas, durante 5 o 6 días a la semana, viviendo en una lata de 2 metros por 2,50, malcomiendo en muchas ocasiones porque las dietas son ridículas, durmiendo en una cama de 60 cm de ancho y circulando por unas carreteras, en muchos casos, en un estado lamentable.
Si a la prensa de este país les parece una hazaña ganar el Dakar con 57 años, que se monten una semanita con uno de estos compañeros a ver si así los de «Arriba» entienden por fin que no todos los trabajos permiten llegar al 100% a los 67 años prescritos para la jubilación.
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(Fotos de archivo)
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