Cuando me piden referencias de un ex-empleado. Opinión

Y lo hago así porque hablar mal de alguien dice más de ti que de esa persona...

Y lo hago así porque hablar mal de alguien dice más de ti que de esa persona...
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¡Ey Tecnófilos! ¿Qué está pasando por ahí?

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Cuando me piden referencias de un ex-empleado y ese tío me la ha clavado por detrás, esta es mi respuesta:

«No tengo nada que decir.”

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Imagínate que una persona que ha trabajado contigo 10 años decide optar a un puesto en otra empresa y te llaman de Recursos Humanos:

— Oiga, Fulano de tal trabajó con usted, ¿qué opinión tiene?
— Mire, no tengo nada que decir.
— ¿Pero trabajó con usted 10 años?
— Sí, pero no tengo nada que decir.

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Eso es demoledor.

Y lo hago así porque hablar mal de alguien dice más de ti que de esa persona.

Además, jamás sabes quién va a acabar siendo el malo de la película en una conversación así.

Si te cebas, quedas tú de violento.

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En cambio, un simple “no tengo nada que decir” ya lo dice todo. Sin insultar y sin entrar en detalles.

Otra cosa es que te pida referencia un amigo de verdad, de los que te sientas a comer con ellos. Ahí estás hablando en petit comité y puedes matizar más, porque hay confianza.

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Pero si me llama alguien que no conozco, me da igual si viene de parte de María Santísima.

Hablar mal de los demás te deja en peor lugar a ti. Y, muchas veces, el silencio es la referencia más contundente que puedes dar.

Tecnologizarse y renovarse o morir. ¡Se me tecnologizan!

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