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Accidentes, suicidas, asesinos o víctimas de nosotros mismos. "Camionero García". Opinión

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Accidentes, suicidas, asesinos o víctimas de nosotros mismos. "Camionero García". Opinión

Si hay una cosa que me preocupa en el sector del transporte por carretera es la seguridad de sus trabajadores conductores y la del resto de usuarios de la vía, y quizás ya va siendo hora de abrir un debate que permita una rebaja sustancial en la siniestralidad de los vehículos dedicados al transporte.

Rara es la semana en la que algún conductor no pase a engrosar la lista de mortalidad en su puesto de trabajo, o sea, mientras conduce su camión, furgoneta o autobús. Y aunque parezca una estadística de tráfico, que lo es, también es un fallecimiento o herido en su horario laboral y esto hay que ponerlo en el lugar que corresponde, en el ámbito laboral, por su condición e importancia.

Y creo que es ahora el momento de tratar el tema con las administraciones implicadas, por ser este un gobierno que ha escuchado al sector y ha hecho concesiones históricas que nunca, ningún gobierno anterior hizo.

Habría que empezar analizando la salud laboral de estos trabajadores, vista la edad media de los conductores del sector. Analizar de una vez las enfermedades profesionales que pudieran acuciar a este grupo de trabajadores, ver y atajar el nivel de estrés al que es sometido el personal con sus desordenados horarios, las largas jornadas y la presión a las que están expuestos con los modelos de JUST IN TIME y a la reducción en los horarios de entrega.

Pero poco favor hace la DGT en sus campañas cuando, en alguna de ellas, dicta sentencia sobre el sector con las consabidas acusaciones de “un camionero mató a mi marido”, por ejemplo, en vez de ponerse a trabajar en las soluciones para que estas cosas no pasen.

Y la cuestión está en el cansancio de estos trabajadores, en el desorden de sus horarios y en la poca exigencia a las empresas y a los propios conductores para realizar los reconocimientos médicos necesarios que permitan afrontar esta lacra.

¿Cuántos de estos accidentes son debidos a enfermedades cardiacas? ¿Cuántos al estrés o al cansancio? Y lo que es una solución a este tema se demora en el tiempo por ser un problema económico. Los aparcamientos seguros, que no van a ser gratuitos, el respeto por el tiempo de carga y descarga, y la imperiosa necesidad de no estirar hasta el límite los tiempos de conducción para aprovechar el mayor tiempo posible. Y digo esto porque son muchas las veces en que se alargan las jornadas por encima de la legalidad vigente, para llegar a un punto de descarga para allí manipular el tacógrafo para efectuar la carga o la descarga en lo que debiera ser el tiempo de descanso obligatorio del conductor.

Muchos son los conductores que ven una heroicidad el demostrar la cantidad de horas que trabajan, la resistencia al sueño o el esquivar la normativa sobre tiempos de conducción y descanso. Un error también es trabajar siempre sobre los máximos de conducción y aminorar los descansos, tratando siempre de estar en la banda baja de las 9 horas diarias y ajustarse a las 45 o 24 horas semanales, muchos de estos descansos reducidos sin compensación alguna.

Otro de los peligros que veo en este tema es la conducción en equipo, donde las jornadas son muchas veces de 21 horas de trabajo por 9 de descanso, algo que a mí personalmente, me parece una aberración. La convivencia en una cabina durante muchos días de dos personas, con tales jornadas y sin apenas tiempo para desconectar del trabajo, hacen de este modelo un ejemplo de esclavitud moderna, sobre todo si ponemos en la balanza los salarios, las formas de pago y la diferencias entre uno y otro trabajador, con la infamia de ser primero o segundo conductor.

A todo esto y mucho más también hay que ponerle coto, por la buena salud del sector, pero no analizándolo solo desde el punto de vista de la competitividad, de la rentabilidad de las empresas o de las estrategias de muchos cargadores, sino desde el punto de vista de la seguridad vial y de todos sus usuarios. De esto, todos debemos hacer una reflexión, por los que esperan en casa, por el resto de usuarios y por el respeto a la vida que todos merecemos.

Que la carretera no sea tu cementerio sólo lo decide uno y ser cómplice de estos modelos sólo nos deja en la posición de homicidio involuntario en el mejor de los casos, también podríamos ser suicidas o asesinos y por ahí no hay que pasar.

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