Cuando solo importan el camión y la mercancía. "El camionero en ruta". Opinión

Corren tiempos, sobre todo en el transporte por carretera, en el que, además de parecerlo, en muchos casos es cierto eso de que: "Solo importan el camión y la mercancía".
Porque por mucho que haya empresas desesperadas porque no encuentran conductores, a la hora de la verdad, cuando surgen problemas en el trayecto, -entiéndase "chalecos amarillos" y otros problemas-, demuestran eso, que el camionero es lo de menos, lo que verdaderamente les importa es el camión y la mercancía.
Pero ya no solo ante los posibles retrasos que puedan surgir en una ruta de larga distancia. También en las cortas, ya sean nacional o cercanías. Pocas veces se preocupan si el conductor ha comido, ha descansado adecuadamente en zonas seguras o si tiene otro tipo de necesidades. Por eso que impera ahora en la logística moderna de la localización vía GPS en tiempo real. Que si, que está muy bien estar permanentemente localizado, pero cuando se emplea para los fines lógicos del trabajo, en lugar de emplearlos para el control permanente del conductor.
Sobre todo desde la llegada a la logística moderna de oficinistas que no han visto un camión en su vida. De esos que no saben lo que son ni cuando los adelantan por la carretera. Porque se comprometen ellos solos con cargadores y clientes a horarios imposibles. De esos de: "El camión esta a punto de llegar a cargar". Primera mentira, todavía está esperando el conductor a que le descarguen. "El camión hace dos horas que ha salido". Segunda mentira, todavía no le han cargado, y así podríamos seguir.
Del mismo modo que mienten descaradamente al camionero: "No pares a comer que te están esperando". Mentira, en el 98% de los casos, cuando llegas al lugar de carga lo más normal es que te digan: "Todavía no está preparada la mercancía" o tienes a varios compañeros delante esperando, a los que les han contado otra mentira parecida. Aquí podrían valer todas la variantes.
Aunque lo más bochornoso, lamentable y que produce vergüenza ajena, son los desgraciados casos en los que un accidente o una avería trastocan todos los planes de la ruta previstos. Se de algún empresario que, si pudiera, trasladaría el camión accidentado al taller con el cadáver del camionero dentro. Porque no le importa la vida del empleado. Es más, a uno le escuché una vez decir que si se mataba el conductor ganaba dinero con lo que cobraría del seguro de vida, a su nombre, y si era siniestro total el camión, se embolsaría más de lo que valía.
Casos de sufrir robos y ataques el camionero por parte de delincuentes, cuando le han informado a su "jefe" de lo que les había sucedido, han pasado olímpicamente de preguntarle al empleado como se encontraba, como si le hubieran contado que terminaba de estornudar, solo le preguntaron si le había pasado algo al camión y si se encontraba en el lugar de descarga.
Evidentemente, hay empresarios de todas las clases, muy buenos, buenos, regulares y malos. Tan solo aquellos que de verdad lo son, que entienden que el mayor capital que tiene su empresa es el humano, sobreviven en esta selva del transporte. No tienen que buscar conductores. De los otros, sobre todo los malos, no merecen llamarse a sí mismos empresarios, son simples industriales que ven en el conductor una pieza más de la maquina, reemplazable. Da exactamente igual que hablemos del transporte por carretera, que del de viajeros.
Esto unido a la cadena de los que desconocen la realidad del transporte, porque lo único que acumulan son "masters" de pago en logística, sin la experiencia que da el día a día en la carretera; porque lo único que les importa es cumplir una cuenta de resultados anuales, convierten en terreno abonado esa "supuesta falta de conductores". Se frotan las manos intentando incorporar nuevas generaciones, les da igual del país que provengan. Iran tirando de mala manera, arrastrando chatarra, precarizando el empleo y la calidad del servicio que dan a sus clientes. Mientras delante de sus ojos les come la merienda aquellos otros empresarios que saben cuidar el capital humano.
Porque no se trata solo de pagar salarios acordes, tiene mucha importancia también, el trato humano, el saber hacer equipo con los trabajadores para, cada uno en su puesto, crecer como empresa. Los otros a llorar por las esquinas, a decir que no se pueden pagar los sueldos en su totalidad recogidos en los convenios, porque en el transporte por carretera en España todavía no conozco ninguna empresa que le haya quitado un cliente a otra subiendo los precios, que esa es otro tema que dá para mucho.
El día que eso ocurra, propondré en una campaña que se elija a ese empresario ministro de economía y que le otorguen el Premio Novel. Como siempre ¡¡¡¡Buena ruta y un 2.019 cargado de salud y suerte para todos!!!!.
Foto: Archivo Diario de Transporte