Opinión

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Más de seis horas para cargar y no eran muchas . Viernes 29 de Junio de 2018

@Camioneroleones.- Estar más de seis horas para cargar, a veces puede ser hasta una suerte, sobre todo cuando una vez dentro de la fábrica descubres que hay compañeros que llevan dentro tres o cuatro horas más que tú; mientras ves como delante de tus propias narices otros camiones entraron despues que tú, salen cargados en apenas una hora.

Esto, me ha sucedido desgraciadamente en una de esas semanas, malas. malas, o peores que tenemos la mayoría de las veces y que empezó ya el lunes en Siderúrgica Sevillana S.A., en la autovía Sevilla-Málaga, Km 6, en Alcalá de Guadaira.

Después de descargar el viaje de ida a la capital andaluza el lunes, llegué a la sede de esta empresa en la que tenía carga prevista para ese día con destino en un pueblo de León. Después de informarme de las normas, hay que registrarse en un ordenador que hay a la entrada, matrículas, nombre, DNI, lo habitual.

Para empezar con mejor pie, me lo encuentro en otro idioma, llamada a la báscula vía interfono para que te cambien el idioma y registrarte.

En el parking, por llamarlo de alguna manera, lleno de baches -más conocido como “Guantánamo“-, abre el techo de la plataforma y prepárate a esperar a que te llamen por el altavoz. Mientras tanto, el desconocido “tocapelotas” de la agencia de transportes, ya me había llamado hasta cuatro veces, pensando que solo estaba mi camión, porque el a las 18 horas se marchaba de la oficina.

Me llaman para entrar por los altavoces a las 17:35. Entro y pongo el camión en la báscula, me dirijo a la ventanilla y comienza la diversión. Empiezo a leer las normas de la empresa, mientras espero que atiendan a otros compañeros. La mejor es, que el casco de seguridad no tiene que ser blanco y el mio lo es. En Zaragoza es de otro color, en Ferrol de otro….como si tuviéramos que llevar 12. Me dice la señorita de la ventanilla que no cargo porque el horario previsto para mi carga son las 8:30 del día siguiente, martes. Por supuesto, el de la agencia desaparecido.

Con el techo abierto, al parking hasta el día siguiente y los bares cercanos cerrados.

Martes: Pendiente de los altavoces, suena mi matrícula a las 08:32. Me pongo en la pertinente cola para entrar. Vuelta a repetir la misma operación, a la báscula; otra vez a la ventanilla y ahora, un hombre, con menos amabilidad que un cocodrilo hambriento, me dice que no tengo carga, que no está.

Salgo de la báscula y busco otro viaje. Cierro el techo mientras espero que me respondan y me preparo para irme. Cuando tengo el camión arrancado, otro camionero que entraba me comunica que le ha dicho el de la báscula que vaya hasta allí, andando. A todo esto, el de la agencia sigue “missing”. Arranco y me pongo detrás del último que está en la cola para salir y me voy. Ya tengo otra carga con destino Toro (Zamora).

Descargo y cargo en Valladolid para León y allí vuelvo a cargar con el mismo destino para Sevilla.

Jueves: De nuevo carga en Siderúrgica Sevillana, esta vez con destino a BraganÇa (Portugal) a las 17:37, de nuevo a registrar todos los datos en el ordenador de la entrada. A las 18:17 suena mi matrícula por el altavoz y para dentro. Esta vez sin abrir el techo. Báscula y a la ventanilla. Me dan la hoja de carga, mercancía varilla 25.000 kilos en paquetes a cargar en puerta uno. Entro y aparco delante de la puerta. Un compañero al lado, esperando también para la puerta uno y dentro dos camiones cargando. Bajo y un compañero gallego que estaba al lado me dice que él había entrado a las 15 horas, le enviaron primero a la puerta dos y después de cargar todos las que tenía delante , le dicen que tiene que ir primero a la puerta uno.

Pasados unos minutos se nos une a la espera, otro compañero vasco, que también estaba en la puerta dos y despues de cargar todos los que tenía delante, le envían a la puerta uno. Esperando llegan las 22 horas, cambio de turno. Uno de los dos compañeros que estaban cargando, se marcha vacio porque se le acaba la disponibilidad. El otro sale cargado.

22:40 El vasco entra a cargar, en el suelo ponen mercancía para que solo entre un camión. Quedamos dentro de la báscula, un gallego, un vasco y yo, un leonés (y no es un chiste). Entra el vasco, como el resto con el camión marcha atrás y le dicen pasados unos minutos que tiene que salir y volver a entrar con el camión de frente. Hace la maniobra y ordenan que vuelva a la puerta dos a completar la carga. Entra el compañero gallego y antes de cargarle le dicen que tiene que ir a la puerta dos. Se marcha a cargar y entro yo. Toda la carga puerta uno.

Por supuesto, con mi casco blanco y me dicen que me salga fuera, que no puedo estar allí y que espere fuera. Comienza la carga, grúa-imán, los seis primeros paquetes de varilla cargados, suena el altavoz del gruista: “coge la pistola láser y registra las etiquetas”. Subo al camión, registro los tres primeros y los otros tres tienen la etiqueta pillada por la mercancía. A gritos para que me oiga el gruista, a causa del ruido de la fábrica, le digo que no puedo registrarlos porque están las etiquetas pilladas. Los levanta, las coloca y vuelvo a subir. Solo puedo registrar dos, una sigue pillada, de nuevo a gritando se lo digo al gruista y me dice que espere. Pasan los minutos y la grúa no se mueve, hasta que aparece un encargado, le digo lo que me pasa, sube al camión y arranca la etiqueta.

Continua la carga: preparo la plataforma con las maderas correspondientes para la varilla que irá encima. Me cargan cuatro paquetes y lo registro con la pistola. El gruista me dice que voy cargado de peso y me tienen que quitar un paquete.

Mientras tanto, el compañero vasco, que ya había estibado la mercancía y cerrado el techo de la plataforma, le dicen que salga de la báscula, que va pasado de peso y vaya a la puerta uno para que le quiten mercancía. A estas alturas, podéis imaginar su humor.

Ya estoy cargado.

Por dos veces le pregunto al gruista si voy bien de peso, me dice que si pero que no cierre el techo. Salgo y aparco cerca de la amplia entrada a la puerta dos. Estibo la mercancía y cierro el techo. El compañero gallego, me dice que aún tiene que volver a la puerta uno a completar. Me voy a la báscula y otro oficinista, con menos humor que un cocodrilo hambriento y rabioso de cinco meses, me grita que tengo que entregarle una parte de las etiquetas de cada paquete para hacerme la documentación. En la misma báscula los recorto y se los entrego. Me entregan la documentación y me voy.

Hora de salida 00:05 horas de hoy viernes.

Esto que nos pasa habitualmente, es por la mala organización de las empresas, porque tenemos que hacer el trabajo de otra persona registrando la mercancía y además tenemos que ver delante de nuestras narices, van entrando y saliendo los camiones locales, algo que suena a podrido compadreo. Como siempre ¡¡¡¡BUENA RUTA!!!!

Foto Archivo Diario de Transporte