Opinión

La carretera y el silencio de los corderos. "El diván del transporte". Opinión

Problema sin retorno. Opinión de Antonio Señaris del Rio
Un área de descanso en Alemania
La carretera y el silencio de los corderos. "El diván del transporte". Opinión

  Xavi Navarro, Director de Transporte News Radio www.transportenewsradio.com

Muchos profesionales de la carretera prefieren devorarse unos a otros en vez solidarizarse con sus compañeros y fortalecer la unidad. Supervivencia con un coste muy alto, el de la extinción.

Protagonistas de "alguien voló sobre el nido del cuco"

Por muy sórdido que parezca los conductores de mercancías por carretera, camioneros y paqueteros, llevan hasta el extremo su supervivencia laboral. Encerrados en sus vehículos, frente al volante como única compañía, intentando sortear todos los peligros cotidianos que tiene su oficio. Cada día más vacíos, más insensibles con el mundo que les rodea.

Quizás no se sientan culpables de la situación que viven, ciertamente no la han elegido ellos. Sin embargo, poco o nada han aportado para encontrar una solución a la problemática de su sector. Unos pocos activistas, la mayoría con mucho recorrido asociativo o sindical, son los que aún siguen en la brecha. Son las mismas caras de siempre, los que aún no han arrojado la toalla, las buenas gentes (profesionales y algún familiar) que se agrupan en torno a pequeñas plataformas o foros de transportistas y que, con cada vez menos esperanza, intentan representar a un colectivo que no se pone de acuerdo a la hora de movilizarse o de aportar su granito de arena.

Como en la película, los conductores profesionales van de un lado para otro, con su paranoia diaria, con su ruta, con sus deseos de libertad rotos, con sus esperanzas anuladas. Actuando sin voluntad, sin la rebeldía de otros colectivos, manipulados por los antojos de sus jefes de ruta, cargadores y operadores logísticos. Así que solo alguien que realmente no está afectado por el miedo, por la obediencia ciega, un "Jack Nicholson" ajeno a la porquería mediática que le priva de la realidad, puede impulsar cambios y reivindicar aquello que el resto de "pacientes" dejó en manos de sus torturadores.

Como corderos camino del matadero

Desde hace años el número de empresas de transporte público de mercancías ha ido descendiendo para agruparse en torno a las grandes, a las que han perdido el contacto humano con sus trabajadores. Las condiciones que se ofrecen desde esas empresas son cada vez más leoninas, así que los que siguen en la "rosca" se pasan la jornada mascullando maldiciones intentando cumplir con los compromisos de sus jefes, aunque entrañen riesgos extras no contemplados en las normas de circulación ni en la legislación del transporte. A sabiendas de lo que se debe o no hacer en su oficio, sin esperanza de recompensa, se arriesgan a sanciones de tráfico y a percances que le pueden costar, incluso, la vida.

Así no se puede trabajar, todos los días como corderos que mansamente se dirigen al matadero. Sin intentar concentrar toda esa energía negativa, sin rebelarse, sin tan siquiera intentar participar de esa lucha que unos pocos abanderan. Con esa actitud no solo estás cavando tu tumba laboral, sino también las de todos los compañeros del sector.

Algo de dignidad dentro del manicomio en el que se ha convertido esta profesión

O estás en la sección de los locos obedientes o te pones del lado de los rebeldes. El miedo es quizás el arma más poderosa que ejercen los que te obligan a realizar tareas que no son de tu competencia, tales como la carga y descarga del vehículo o estar alerta a sus llamadas en tu tiempo de descanso. Esos empresarios que ven que cada vez faltan más conductores pero que no pagan lo que es justo ni mejoran las condiciones laborales de autónomos y asalariados que trabajan para ellos. Hartos de liquidar corderos al volante ahora los quieren de países cada vez más lejanos, o jóvenes con 18 años recién cumplidos y sin experiencia, desesperados por la escasez de trabajo. De hecho, los conductores que aún siguen en la profesión están cada vez más enfermos, contaminados por un mal bicho llamado miedo. Así que deberás tomar conciencia de que o luchas o mueres.

La opinión de Xavi Navarro

Foto: Archivo Diario de Transporte