Opinión

Lo difícil que lo tenemos los jóvenes camioneros sin experiencia. La opinión de Salvador Egea Llull

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Lo difícil que lo tenemos los jóvenes camioneros sin experiencia. La opinión de Salvador Egea Llull

Se está realizando una llamada a filas, la cual nadie escucha y quien la escuche quizá se haga el sordo. Si el sistema de alarma salta, activamos el aviso, y no hay valientes que acudan a la llamada, será por algo.

¿Por qué? ¿A quien culpar? ¿Qué hacer entonces? Tanto en cuanto el sector transporte daba sus primeros pasos a la par que el país empezaba su desarrollo, mano de obra y aventureros no faltaban por entonces, los motivos no importan, desde quien solo busca alimentar las bocas que tienen bajo techo, hasta quien siente las ganas de emprender aventuras.

El sector a la par que se desarrollaba fue madurando, encontrando su lugar y demostrando su importancia para el país y la economía. Aquellos quienes fueron pioneros de las rutas internacionales e incluso nacionales, pasaron las de caín es cierto, pero no desertaban de su labor aun con la dureza del reto que presentaba. Las primeras generaciones impulsan y colocan los cimientos de lo que años más adelante quedará construido a esperas de que tan solo se mantenga a base de alguna reforma o mejora, cual casa o edificio, por usar un símil.

Tenemos la casa construida, pero nadie viene a vivir aquí ya. En la generación actual, la escasez de trabajadores que quieran continuar o empezar en este oficio nuestro, es poca, porque decir que es nula sería mentir. Son tiempos difíciles para entrar en esto, ahora que los tiempos son mejores y que el oficio está sentado en unas bases, el mundo conectado, todo al alcance, ahora que esto es menos doloroso que en sus inicios, la realidad nos aplasta y nos demuestra que algo en el sistema falla. De fallos, podemos hablar largo y tendido, exponer una gran lista y coincidir en cuales son los más importantes, pero el hincapié se debe realizar en las soluciones prácticas y coherentes. Algo que apuesto desde aquí que terminaré bajo tierra antes que lo llegue a ver, y me considero joven todavía.

Soluciones de improvisación como subvencionar el CAP a los parados de larga duración no es la salvación del oficio. Tampoco incorporar mano de obra extranjera, y no me entendáis por racista, aquí cabemos todos, y todos debemos trabajar en las mismas condiciones. El pakistaní, el marroquí, el indio, el peruano o el de Albacete, si todos estamos en igualdad de condiciones, adelante. Porque les pagarás una miseria durante un tiempo, pero no toda la vida, la necesidad nos aprieta a todos, y todos somos tontos, pero las vemos venir y vemos de qué pie cojea cada quién.

Todos tenemos un límite y este siempre llega, así pues, antes o después esta rápida “solución” al problema se irá al garete. Ahora se habla de hacer este oficio como formación profesional, un avance, siempre que se haga bien. Espero que alguien tenga las luces necesarias para contactar con chóferes del sector, de los que han pasado años postrados frente al volante, no los de despacho, para que asesoren y aporten la realidad y el conocimiento necesario para lo que debe ser una formación real.

No creo en mi opinión personal que sea la solución quizás, pero si opino que si se realiza bien, junto con mas mejoras que se deben aplicar con urgencia, puede suponer un nuevo paso hacia delante y muy importante además. Hay que facilitar un poco mas el acceso, sobretodo, explicar muy bien y no solo con teoría el oficio, hacerlo entender, contar todo, lo bueno y lo malo, no solo enseñar a conducir con kilos, con articulado, o con nieve, hay que ofrecer una formación más completa y adaptada a la realidad. Prácticas, invitar a conductores a que den charlas, que respondan preguntas, dudas de los estudiantes, etc. Se necesita dosis de realidad y cercanía.

Y lo dice alguien que como tantos otros quizás, para empezar en esto necesitó de enchufe. Porque sí, soy hijo de camionero, devoción por el oficio, amor y pasión, pero, eso no vale de nada cuando llega el momento de dar el paso y empezar la andadura. Particularmente, mi padre no ejercía el oficio cuando yo retomé el legado, por ende, él hizo de contacto con los viejos amigos y compañeros para que alguno diera la cara por mí ante su jefe, y me dieran una oportunidad.

Porque incluso en este oficio, el ciclo se repite siempre en base a "Sin experiencia no te contrato", pero sin contrato no hay experiencia. Algo asimilado y aceptado con cualquier oficio o trabajo en concreto. Tener enchufe no te garantiza ni una oportunidad siquiera, no lo vas a tener tan fácil, porque las empresas que entonces no querían novatos y si los querían solo era para ser tironeros, la mítica figura del oficio que da quizás para otro artículo, hoy en sus anuncios indican que no importa la falta de experiencia.

Como cambian los tiempos; no hace tanto, la exigían, hoy, apenas importa. Pocos veteranos querían hacer de profesores de autoescuela, papel que no iba a ser remunerado por su empresa tampoco. Pocas empresas querían correr el riesgo de contratar a un pipiolo que acaba de obtener el carné. Hoy, eso ya no les importa, da igual si la tienes o no. El círculo se cierra, y nos encontramos con novatos que quieren trabajar y pueden, pero aceptando las pésimas condiciones de la empresa/empresario de turno con el cuento de esto está mal, más no puedo pagar, esto no da beneficio etc.

Tampoco olvidemos el desembolso que esto conlleva, el cual no hace falta mencionar…, el sector no le está viendo las orejas al lobo, está inhalando el aliento del mismo que le tiene justo delante de la cara. Veremos si el lobo se come al sector, o el sector ahuyenta al lobo.

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