Opinión

Transportista: ¡¡Deprisa, deprisa..!!. "El diván del transporte". Opinión

Transportista: ¡¡Deprisa, deprisa..!!. "El diván del transporte". Opinión

Xavi Navarro, Director de Transporte News Radio www.transportenewsradio.com

Todo comienza cuando el conductor se encuentra sentado en su camión, aparentemente distraído. En el área de servicio, cerca de un polígono cualquiera, escribe a su familia en las redes sociales de su móvil. Repentinamente, recibe la llamada del jefe de tráfico y operaciones de la empresa de transportes para la que trabaja. Le dice que ya está llegando tarde al punto de recogida de una mercancía fundamental para uno de sus mejores clientes. «Date prisa, hay mucho en juego».

Nuestro camionero arranca sin pensarlo dos veces, está agotado y tiene aún que vérselas con esa lluvia incesante y el abundante tráfico. No lleva más de unos kilómetros recorridos cuando, súbitamente, pierde el control del vehículo. Según vuelca este, percibe que cae por un profundo túnel, todo se vuelve oscuro mientras se precipita por un pozo vertical sin asidero alguno. Y se hace de noche.

Cuando la empresa para la que trabaja recibe la noticia del accidente de inmediato buscan a otro chófer. Este otro conductor se encuentra sentado en su camión, aparentemente distraído. En el área de servicio, cerca de un polígono cualquiera, escribe a su familia en las redes sociales de su móvil. Repentinamente, recibe la llamada del jefe de tráfico...

Por supuesto que hay mucho en juego, la vida del transportista.

Un trabajo penoso no reconocido suficientemente

La labor de un conductor del sector del transporte de mercancías por carretera no concluye con la conducción del vehículo. Recae sobre él una gran responsabilidad cada vez que se pone en marcha. El Gran Hermano de la DGT lo vigila con especial celo, muchas vidas se ponen en juego, desde la suya propia a la de los demás usuarios de las carreteras. Es el centro del universo de cada ruta del GPS. El gestor de flotas lo controla vía telemática. El jefe de tráfico le hace un seguimiento exhaustivo junto con el cargador que le espera. Y ahí le tenemos, solo y acorralado por las prisas. Ninguno se presta a pensar que es un ser humano, con sus pensamientos, con sus problemas, con su salud cada vez peor. Y todo porque su trabajo no se ciñe únicamente a la conducción.

Todo comienza desde que recoge la mercancía

Tanto el camionero como el repartidor de paquetería, el mensajero de toda la vida, deben tener el vehículo a punto. Y eso no es fácil tarea. Primero los costes de mantenimiento, después el tiempo que hay que dedicar a su herramienta de trabajo. En ocasiones la antigüedad de su vehículo es determinante, no tiene suficiente respaldo financiero como para cambiar a uno nuevo o bien, la empresa para la que trabaja, si es asalariado, tan solo dispone de verdaderas antiguallas en un estado que se cogería con pinzas. Y con todo sale a la carretera día sí y día también.

Carga y descarga en los centros de distribución, en la mayor parte de los casos robando un tiempo a su descanso obligatorio, para salir a toda velocidad y realizar las entregas. Con ansiedad, mal comiendo, mal viviendo. A veces consternado en interminables colas en los muelles esperando a ser atendido, no le dan opción a visitar los servicios, a tomar algún refrigerio, a desconectar. Mal mirado y mal tratado, como si fuese un perro rabioso.

Seres invisibles para unas cosas y para otras molestos

Muchos pasan por achaques propios de una edad no adecuada precisamente para el oficio que practican, menos aún con los tiempos que corren y las exigencias cada vez mayores. Deben estar atentos a la estiba de la mercancía, a la carta de porte, al ADR si llevan mercancía peligrosa, a la ruta que prevé que es la mejor, aunque algunas veces no sea esta la más optima y todo por ahorrar algunos euros en peajes.

La edad máxima para que un ciudadano pueda conducir un turismo se está poniendo en tela de juicio. Sin embargo, no se revisa la edad de jubilación de los conductores de camión. Los accidentes laborales van en aumento, pero eso no inquieta a las autoridades, salvo que en las estadísticas se contemplaran los “accidentes de tráfico” de los transportistas. Para eso son invisibles, claro. Mover algo en otro sentido sería molesto.

Porque lo único que parece importar a esta sociedad deshumanizada es que su paquetito llegue a tiempo. On time. Así que le dicen al conductor: «deprisa, deprisa». (Foto: Archivo Diario de Transporte)