El eterno cantar.. Como los mejores trovadores del medievo, van citando por plazas y mercados sus trovas los eternos endiosados. Lejos de defender sus posiciones, argumentar sus razones y exponerlas donde deben, se conforman con tañer sus gastados y desafinados laúdes donde les aplaude su plebe.
Las convicciones se defienden con argumentos y hay que reconocer que, aún teniendo razón, en muchos casos sus promulgas acaban en sonados fracasos. El argumento en contra de la supresión de los módulos a los empresarios individuales (mal llamados autónomos), es coherente.
No se puede tratar a un empresario individual igual que a un flotista, fiscalmente y el sistema de módulos, respetado, acatado y cumpliendo su cometido, debería ser mantenido para que cumpla su función, permitir la tributación sin complejas contabilidades a los que tienen un solo camión.
El problema viene en que, para defender su mantenimiento, no se busca el apoyo de otros compañeros dentro del colectivo, se busca el ataque y el enfrentamiento. Si se dejase de lado a los bocachanclas endiosados, a los boceras redomados, apartándolos y se buscasen nexos de unión, entendimiento y negociación, seguro que las cosas irían mejor.
La culpa de que los módulos puedan desaparecer, es de los que los han usado como no se debe hacer. Pero atacar a las cooperativas de trabajo asociado, a las pymes y asalariados, metiéndolos a todos en el mismo saco, es el principio de un fracaso anunciado.
En nuestro sector, seas autónomo, cooperativista o asalariado, siempre habrá quien respete las normas y quien las deje a un lado. Si no hay una voluntad de entendimiento, comprensión y mutuo reconocimiento, nunca conseguiremos nada. Hoy por mi, mañana por ti, yo te apoyo y tu me apoyaras, o así o no sera. ¡¡¡Hala, por lo negro!!! (Foto de archivo)




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