De todos es sabido la escasez de conductores profesionales en el transporte, tanto de mercancías como de viajeros, y sobre todo en el área del transporte nacional e internacional.
Esta escasez afecta a todos los países desarrollados en general y en todos los continentes, pero con diferentes variables: en algunos, como España, la edad media es elevadísima y el relevo generacional inexistente, en otros, la edad media es mas baja porque existe una entrada de gente joven, aunque no en la misma medida que salen los veteranos del sector. Esto es normal, ya que hablamos de un oficio que tiene cierta dureza y necesita dosis de vocación.
Y es por esto, que es mucho mas sencillo ver gente de 30 años al volante en Francia, Alemania o Reino Unido que en países como España, precisamente porque los jóvenes no quieren ni oír hablar del tema. Hay que preguntarse porque es más fácil verlos en esos países y no en el nuestro, aunque siga faltando personal, que falta y nadie lo cuestiona. Y es que esta claro que el problema no son los salarios, ni las condiciones laborales, en realidad es la carencia de áreas de servicio seguras, el precio del permiso y que nuestros jóvenes lo único que quieren es drogarse y salir de fiesta. Fijo. Se han perdidos las maneras y las buenas formas, vivimos en una sociedad compuesta por jóvenes degenerados. Seguro.
Ante esta situación las empresas españolas han acudido al mercado de América Latina, y así países como Perú han visto florecer un mercado de empresas que se dedican a la caza de “talento»» de conductores de aquel país, y de otros de la zona, ofreciéndoles puestos de trabajo en España y vendiéndoles las bondades de nuestro país, y, conquistándoles con ofertas salariales totalmente engañosas que poco tienen que ver con la realidad.
Recientemente llega a mi poder una nota, presuntamente remitida a sus asociados por una de las patronales más potentes de este país, especialmente en el tráfico internacional, en ella les anuncia un acuerdo con una conocida empresa de reclutamiento con el fin de conseguir conductores, en esa misiva teníamos el costo que supondría para la empresa que solicitara los conductores, a saber:
.- “100 o más conductores, una tarifa de 2100 euros por conductor.
.- Entre 50 y 99 conductores, 2400 euros por conductor
.- Entre 30 y 49 conductores, se aplica una tarifa de 2500 euros por conductor
.- Entre 20 y 29 conductores, una tarifa de 2600 euros por conductor
.- Entre 10 y 19 conductores, una tarifa de 2500 euros por conductor
.- Inferior a 10 conductores, 3200 euros por conductor.»»
Además, la presunta nota contiene esta otra perla, digna de ser meditada:
“PATRONAL no va a participar en modo alguno ni en la selección ni en la contratación de los candidatos, ni en otros servicios proporcionados por RECLUTADORA, que interactuara directamente con las empresas interesadas»»
Es decir, se desvinculan totalmente para no mancharse las manos. Es algo así como aquellos navieros británicos que ponían barcos para traficar con esclavos en los siglos XVIII y XIX al mismo tiempo que su Rey y Parlamento prohibía el tráfico de esclavos, ellos, en realidad, solo ponían los medios, pero no se manchaban las manos. Esto es igual, pero más moderno, más “cool»».
Bueno ¿y donde esta el problema?, supongo que algunos os lo estaréis preguntando. Es normal que una empresa reclutadora cobre por sus servicios. ¿no? Si, lo es, totalmente lógico, normal y legal.
El problema surge en la sospecha, muy fundamentada me temo, de determinados documentos que se obliga a firmar a estos trabajadores cuando llegan a España donde asumen una determinada deuda, justificándose esta deuda en la documentación necesaria en Extranjería, la convalidación de permisos, el CAP… Todo muy lógico….
Salvo por el pequeñísimo detalle, y que nadie piense que hago acusación alguna sino simplemente me llama poderosamente la atención, de que las cifras que percibe la reclutadora por conseguir esos trabajadores resulta que son, “casualmente»», iguales a las cifras de deuda que asumen estos trabajadores… será una coincidencia, seguro que un CAP o una convalidación valen 2500 o 3000 euros, no seamos mal pensados, pero claro, llama poderosamente la atención.
Aunque estoy seguro que en un país desarrollado, avanzado, gobernado en el Ministerio de Trabajo por gente seria y formal, no se permite que a un trabajador foráneo se le estafe de esta manera, y por tanto estoy seguro que es una simple coincidencia y que estos trabajadores, además de pagarse su alojamiento, manutención, traslado, no le pagan también a estas empresas asociadas a esa patronal los gastos y el coste de su propio reclutamiento, vamos, es impensable que esto sea así ¿no? Porque de serlo esta gente, estos asociados a esa patronal, estarían cometiendo un delito tipificado en nuestro Código Penal, en concreto el Titulo XV, artículos 311, 312, 313.
Y cuidado con mentir para convencer a alguien de aceptar una oferta de empleo, en este caso puede afectar a la reclutadora, que caería en la misma casuística. Y ya no hablemos de la implicación de los Ministerios y organismos responsables de impedir que estas cosas pasen, porque podríamos encontrarnos con un escándalo difícil de cuantificar. Por tanto, esto no pasa, solo son imaginaciones mías, y es que soy así, retuerzo mucho las cosas.
Lo que si me temo que es claro es que con esas cifras no hay garantía alguna de que la reclutadora ofrezca una información veraz y objetiva de la realidad laboral que van a encontrar sus candidatos, ya que su objetivo es conseguir el “producto»» solicitado en el menor tiempo posible, recordemos que como empresa su misión es ganar dinero, cuanto mas mejor, y entregar la “mercancía o producto»» lo antes posible en las mejores condiciones, y estoy seguro que son muy buenos en su trabajo, de hecho, pocos podemos dudarlo ante las imágenes que transmite de felicidad el “producto»» en cuestión en los distintos aeropuertos en que son fotografiados en plan promocional.
Es como aquellos vendedores del mercado de esclavos que le pedían a la “mercancía»» una buena actitud para que se notara su perfecta dentadura y su buen tono corporal, o, en el caso de una hembra, su buena capacidad reproductora.
Y es que, en el fondo, los viejos hábitos terminan retornando siempre, aunque con distintos matices y colores.
¡¡Buena ruta a todos!!.
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