Ante el revuelo que se ha organizado en las redes sociales, sobre todo en facebook, después de la huelga de hambre iniciada hace diez días por Jesús Abad, uno de deja de mirar hacia la profesión que ama y sentir cierta pena. Pena porque aquí parece que de pronto todos somos santos, que nadie tiene su parte proporcional de culpa en la situación actual del transporte en España. Avergüenza en sentido ajeno, ver como nos hemos vuelto tan desmemoriados, sobre todo cuando interesa, y reconocer la verdad es tan duro que hay quien prefiere mirar para otro lado viendo vigas descomunales en ojos ajenos, incapaces de ver simples pelos en los propios, capaces de lanzar misiles a tejados ajenos, eso si, manteniendo a buen recaudo los propios.
Sobre todo porque todo esto, pasado, presente y futuro, no es mas que la consecuencia propia de esta manera tan particular de ser que tenemos en esta España nuestra. Tan nuestros y tan egoístas de llegar al punto de alegrarnos si nos quedamos tuertos, con tal de que el otro se quede ciego. Que sí, que nadie culpe al resto. Que todos tenemos nuestra parte de culpa y de aquel egoísmo desmesurado del pasado vienen ahora estos lodos amargos del presente.
Porque los falsos autonomos -o como cada cual quiera llamarlos- no han aparecido de la noche a la mañana, ni mucho menos a raíz de que Jesús Abad iniciara una huelga de hambre. Están ahí desde hace mucho tiempo, consentidos por todos nosotros y con la bendición de un gobierno que prefiere mirar para otro lado y no meter mano legislativamente a una situación que esta favoreciendo descaradamente a las grandes multinacionales del transporte. Consentidos por nosotros porque nos hemos vuelto tan egoístas e in-solidarios que tan solo nos preocupamos de nuestro yo particular e incluso, hay quien se alegra de las desgracias ajenas. Aunque en este tema en concreto voy a mojarme y dejar claro que soy partidario de que desparezcan. Pero como medio para conseguirlo es necesaria la unión de todos para presionar a quienes tienen que tomar la decisión y legislar en consecuencia.
Pero no pasa solo con el caso de los falsos autonomos. Ocurre tres cuartos de lo mismo con la situacion por la que atraviesan los conductores asalariados, los autonomos o las pequeñas empresas. Aunque suene a repetido, miramos con envidia lo que los compañeros de otros países consiguen con unión y lucha, mientras aquí estamos mirándonos egoístamente el ombligo. Porque hemos sido incapaces de defender nuestros derechos, de luchar por un transporte digno como colectivo, de ahí la situación en la que estamos y que, mucho me temo, seguirá empeorando. Sobre todo porque en el caso que ahora nos ocupa, -la huelga de hambre de Jesús Abad-, yo solo veo dos caminos. Si no estas de acuerdo mantenerse al margen y si lo estas apoyarle pero para, repito, que no haya nadie en su situación laboral. Porque nadie me negara que los falsos autonomos representan una competencia desleal e injusta contra aquellos que tienen unas tarjetas porque desembolsaron un dinero por ellas, se molestaron en sacarse un titulo y pagan unos impuestos, pero, sobre todo, sobreviven en una profesión que les tiene con la soga al cuello a diario.
Pero en el trasfondo de todo esto siempre esta el principal problema por el que atraviesa el transporte el España, la falta de unión, el egoísmo y la insolidaridad. Que alguien se plante harto de su situación particular y decida levantar la voz por encima del resto con el objetivo de llamar la atención sobre un problema real, merece todos los respetos del mundo. Independientemente de que se este de acuerdo o no con que la figura de que los falsos autonomos existan. De lo que se trata no es de entrar en guerras personalistas e inútiles. Se trata de encontrar soluciones a una realidad, por la que atraviesa no sólo Jesús, también muchos más compañeros.
Por todo lo escrito anteriormente viene el titular de este articulo de opinión, «El que este libre de pecado que…..», pues eso, que tire la primera piedra, o que se mueva para que de una vez por todas tomemos plena consciencia de la realidad del transporte en este pais y comencemos a dar los primeros pasos en busca de soluciones efectivas para todos, falsos autonomos, conductores asalariados, autonomos y pequeñas empresas. Porque de lo contrario estaremos contribuyendo a la muerte lenta del sector y ayudando, además, a cavar nuestra propia tumba, para provecho de los mismos de siempre, que llevan años frotándose las manos ante la división interna del transporte en España. ¡¡¡BUENA RUTA!!!.
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