En esta escalada de precios de la energía y combustibles, la alimentación, las materias primas y el transporte marítimo, etc, hay un sector que parece que no sube, sino que baja sus precios de los portes, este es el de mercancías por carretera.
No se si es creíble esta situación o es que hay tantas manos entre el cliente y el transportista final, que el precio que cobra el que entrega la mercancía no da para más.
Lo que verdaderamente me llama la atención es que todos sabemos que el cliente paga por el servicio un precio, que según él, es alto y el que hace la entrega dice que pierde dinero y aquí parece que ninguno dice la verdad.
Si esto no da para más, ¿Por qué se sigue trabajando a pérdidas y no se moviliza el sector?. El miedo paraliza, lo sé, pero también la mentira tiene las patas muy cortas. Las administraciones deberían contrastar los precios de salida y los finales y fiscalizar de una vez a un sector que va de cabeza al precipicio en una competencia caníbal y despiadada, sobre todo con los pequeños transportistas.
Unos pocos manejan a muchos y les ha ido muy bien así. Es hora de cambiar las cosas o el que quiera leche, que compre la vaca.
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