
¿Cuánto tiempo somos capaces de aguantar con la máscara puesta?. Los primeros días de cuarentena sacamos nuestra cara más solidaria y empática. Nos unimos en los aplausos de las ocho de la tarde, cantamos a todo pulmón el Resistiré, empezamos a llamar “héroes»» a quienes están arriesgando su salud por el bien común…
Pero no hemos podido aguantar mucho tiempo esa máscara que tan bien nos estaba sentando. El tiempo va pasando y nos empieza a resultar muy difícil seguir enarbolando la bandera de la solidaridad y va emergiendo nuestra verdadera personalidad:
La adicción a las redes sociales nos empuja a compartir bulos, sabiendo que son mentiras intencionadas y solo causan más miedo, enfado e incertidumbre, por el mero placer de recaudar “me gusta»».
Nuestra intransigencia nos lleva a defender a ultranza a unos u otros partidos políticos a los que les importamos muy poco y sólo buscan un rédito electoral.
Estamos sacando nuestro lado más hipócrita: mientras aplaudimos a los sanitarios en los balcones, pasamos notas anónimas por debajo de la puerta del vecino y le exigimos que se vaya de nuestro lado. Ese vecino que también es sanitario, empleado de supermercado, transportista… sí… es uno de los que reciben nuestros falsos y fariseos aplausos.
Dicen que, en las grandes desgracias, el ser humano es capaz de sacar lo mejor de sí mismo….. pero también es capaz de sacar lo peor.
Se nos empiezan a caer las máscaras…
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Foto: Begoña Urmeneta



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