Seguimos en la linde... Opinión de José Vicente Busta Cofiño
Ya sabéis como dice el refrán, no hace ni hará repetirlo, aún a sabiendas de que para algunos la linde ya se acabara hace lustros.
Seguimos empeñados en hacer cursos acelerados de acceso a patroncitos con ínfulas dictatoriales, obviamos lo que nos protege para bailarles el agua a quienes vulnerando los derechos que nos amparan buscan solamente el enriquecimiento propio en el sector del transporte.
Quienes sólo tenemos nuestra fuerza bruta, nuestras manos y conocimiento para trabajar se nos llama obreros proletarios, todo lo que posee el proletario es su capacidad para trabajar. Son explotados por quienes son dueños de los medios de producción y necesitan mano de obra para producir bienes de consumo.
Para protegernos de estos patroncitos con ínfulas se luchó en su día por una serie de derechos , recogidos no solo en el estatuto de los trabajadores si no a nivel internacional, hubo quien en aquella epoca incluso aprendía a leer y a escribir con ilusión sólo por el hecho de saber, que un obrero por pocos que sean su conocimientos de sus derechos es un obrero capaz de plantarle cara al patrón que lo esclaviza, a día de hoy, sabiendo leer solo nos falta saber entenderlo.
Nuestro trabajo está regularizado y protegido por una serie de leyes, llamadas Estatuto de los Trabajadores, publicadas debidamente en el boletín oficial, porque nuestro trabajo se rige por leyes laborales, porque para eso somos obreros proletarios, cuya única forma de ganar el salario es poseer nuestra capacidad de trabajar, quien ofrece sus servicios a otras empresas y, o particulares a través de unos servicios prestados con algo más que solamente su capacidad para trabajar se rigen por normativas y leyes mercantiles, su contrato no es laboral como el nuestro es mercantil, por lo tanto acarrea otros derechos y deberes muy diferentes a los nuestros, aunque caminemos paralelos, ellos, esos que en algunas ocasiones son perfectos aprendices de patroncitos con ínfulas dictatoriales venden sus servicios prestados, sus derechos se defienden en leyes mercantiles.
Por eso, el estatuto de los trabajadores es nuestro mejor aliado, sin falta de bailarle el agua a la patronal, en el Estatuto de los Trabajadores, en las disposiciones adicionales viene perfectamente legibles las leyes sobre cómo debemos regirnos como trabajadores móviles, jornada, descansos y demás normas legisladas sobre nuestro trabajo como asalariados, pero no habla nada, absolutamente nada sobre selectores de actividades, de “cama” de “martillos” ni demás normativas sobre el uso del tacógrafo, si habla de la obligación por parte de la empresa de dar el registro diario de la jornada al obrero, firmada por ambos, pero ¿Sabéis por qué no habla de nada de esto?, por qué un “ furgonetero”, un representante de la empresa por fuera de su empresa y demás obreros móviles de la misma no deben de ser conductores de camión ni de trailer para regirse por el Estatuto de los Trabajadores,
A ellos también les ampara tanto el Estatuto de los Trabajadores como el convenio afín, pero nunca lo amparará ninguna ley mercantil, y el principal uso para el que está pensado el uso del tacógrafo es para luchar contra la competencia desleal, para aplicar leyes mercantiles y tener donde registrar la actividad para luchar contra por ejemplo el cabotaje.
Luchar contra ese perfecto caldo de cultivo que las empresas, haciendo uso de fraudulentas formas de sacar el máximo rendimiento a sus herramientas de trabajo, a sus servicios como tales, como empresas de servicios, ya digo que mientras haya un solo repartidor en furgoneta o de vehículo inferior a 3.500 kg y o exento del uso del tacógrafo las normativas europeas sobre tiempos de conducción y descanso de mercancías por carretera serán eso, una mera normativa sin más valor que el que mercantilmente se le pueda dar, por eso desde#CNTTTransportesLaFelguera.com y desde [email protected] luchamos por defender el Estatuto de los Trabajadores y convenios afines por encima de cualquier ley mercantil que lo único que buscan es el enriquecimiento de la propia empresa oprimiendo aún más al obrero.
Y acordaros del refrán: “Cuando un tonto coge una linde, la linde se acaba y el tonto sigue”.
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