No es que de pronto corran malos tiempos para el transporte en España, no, hace ya años que son malos, pero lo peor es que siguen empeorando, aunque, como siempre, de la sensación de que en realidad es una balsa de aceite, al menos a los ojos de la sociedad. Luego, por dentro, la verdad es muy diferente. Malos tiempos porque a los problemas habituales que siguen empeorando, se une esta división interna en la que estamos metidos. Mas preocupados de la caída ajena que de la propia. Divididos hasta un extremo que da vergüenza. Incapaces de reaccionar ante tantas injusticias. Insolidarios, como siempre, hasta el extremo.
¿Que alguien decide ponerse en huelga de hambre para reclamar atención sobre su situación a quien corresponda? Pues nada, a tirarle piedras y poco menos que quemarle en la hoguera pública y con espectadores. Pero nada de interesarse por cuales son en realidad los motivos que le han llevado a tomar una decisión tan drástica. Nada de preocuparse por saber la verdad y denunciar públicamente porque entre unos y otros hemos permitido la existencia en el mercado del transporte de los llamados «falsos autonomos». Porque independientemente de que se esté de acuerdo con su figura o no, es una realidad que existen. Injusta y cruda realidad, pero que ahí están, mientras alguien no lo remedie.
De lo que se trata, no es de crucificar a una persona porque harta de su situacion haya decidido levantar la voz por encima del resto. Se trata de luchar todos juntos porque esa situación laboral y la existencia de los «falsos autonomos» dejen de estar presente en el transporte. Porque aunque no queramos reconocerlo su presencia en el mercado perjudica y mucho al resto. Perjudica a los autónomos que en su día tuvieron que gastarse el dinero para hacerse con una tarjeta de transporte, hipotecar sus bienes y los de sus familia -en muchos casos- para hacerse con un camion, se esforzaron en sacarse un titulo, para despues salir a competir en el trabajo con los falsos autonomos y el monopolio de las grandes empresas, que son las que marcan el compás en el transporte.
Perjudica la presencia de los falsos autonomos a los conductores asalariados, mucho mas de lo que ya están. Porque si las autoridades y quienes tienen que poner remedio, miran para otro lado, le están poniendo una alfombra roja a las empresas para que empujen a los trabajadores a convertirse también en falsos autonomos, quitandose de encima todas las cargas sociales y fiscales y dejándoles a merced de un mercado cada dia mas salvaje. En esa especie de tierra de nadie a la que han llevado a muchas personas cuyas únicas aspiraciones eran ganarse la vida honradamente y mantener a sus familias.
Por lo tanto, la existencia en el mercado del transporte de los falsos autonomos, no es tan solo un problema de las personas que están en esa situación laboral. Es un problema que afecta a la gran mayoría de las personas que se dedican a esta profesión. Por lo tanto las presiones y los apoyos para que su situación cambie tiene que venir también de todos aquellos que se ven afectados por este problema. Así que no vale mirar para otro lado, mofarse públicamente de quien ha decidido levantar la voz por encima del resto, o mirar para otro lado, como si la fiesta no fuera con ellos. Porque asi lo unico que se consigue es que los malos tiempos para el transporte en España sean cada vez peores.
Resulta lamentable y produce vergüenza ajena que nos encontremos en esta situación en el transporte en este pais. Sobre todo -que es lo que mas rabia da- cuando nos encontramos a poco más de 48 horas de que en Francia comience una huelga convocada por los trabajadores del transporte. Además de tener que ver cómo presionan las asociaciones de ese pais a su Gobierno para que plante cara y de soluciones a los problemas que les aquejan. Pero como siempre, y por desgracia, en esto también España es diferente. ¡¡¡BUENA RUTA!!!.
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