Frederico Sousa.- Llegada a la zona de carga, zona de Cartagena, España 18.40 h, en medio de los naranjos está la fábrica de generadores, todo oscuro. Aun así me arriesgo a ir al pie de la orden, pregunto la hora de apertura.
El buen vigilante, aunque bien corpulento, me dice que a las 7.30 h. Se lo agradezco y doy media vuelta, él me pregunta: «¿Dónde vas?», le respondo: «A encontrar lugar para dormir, claro», y él sonríe y me responde: «Aquí nada es seguro, duerme adentro», se lo agradezco y entro con el camión. Aparco, el aparcamiento todo en cemento, y empiezo a cerrar las cortinas. Viene al pie del camión y me presenta a el «Rubio», un corpulento perro de raza rottweiler, me dice que además estos son los baños, y yo le pregunto si tiene una ducha, dice que sí y me pregunta: «¿Tienes pan?»
Yo respondo que sí y dice: «Si te pide me un poco, dale pan a «Rubio». Le dice que soy amigo, el perro se sienta y me mira. Debe haber pensado: «Si este hombre fuera gordo hasta valía la pena», luego me manda a traer las cosas de aseo y por el camino me explica que ahora por la noche puedo ir al baño, que Rubio, ya no me hará ningún mal ( Me quedé poco convencido, ya que fuí antes de venir a acostarte), apunta hacia la puerta y dice: «Disfruta de tu ducha, y duerme sin temor hasta que alguien te golpeé en la puerta 15 minutos antes de cargar. Entro y me encuentro con estas excelentes condiciones. Sinceramente…. ya merece el mes, solo por esta recepción. No todo lo malo viene de España. (adaptado del portugués)
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