¡Ey Tecnófilos! ¿Qué está pasando por ahí?
Si te odian sin conocerte, ¡enhorabuena!: vas por buen camino. Puede que aún no lo sepas, pero esa gente que te observa con suspicacia, que cuchichea cuando pasas o que se alía con otros para criticarte, no lo hace porque seas malo. Lo hacen porque molestas. Porque brillas. Porque tu sola existencia pone en evidencia su propia mediocridad.
Tu vida les recuerda todo lo que no han conseguido. Tu forma de caminar, tu independencia, tu falta de necesidad de gustarles… les revienta. Tú haces. Ellos opinan. Tú construyes. Ellos destruyen desde la sombra. Y como no pueden contigo de frente, activan el manual del cobarde: buscar aliados para odiarte. Uno, luego otro, luego otro más. Todos sin conocerte. Todos intoxicados por el mismo veneno.
No entres en ese juego. No te justifiques. No expliques tu vida a quien no ha hecho nada con la suya. Recuerda esto: los mediocres necesitan hablar mal de ti para no tener que hablar de sí mismos. Y si dejas de avanzar para enfrentarlos… ganan.
¿La solución? Nuestra doctrina de resistencia vital: el melasudismo. No es pose, ni arrogancia. Es el estado que se alcanza tras años de madrugones sin épica, de decisiones duras, de remar sin cámara y de pagar facturas mientras otros solo reparten consejos. El melasudismo es libertad adulta: hacer lo que quieres, sin deberle explicaciones a nadie.
Y mientras ellos se pudren de envidia… tú sigue caminando. Haz lo tuyo. Sonríe sin miedo. Y si puedes, brilla todavía más.
Porque cuando te odian sin conocerte, no es que estés haciendo algo mal. Es que estás haciendo todo demasiado bien.
¡Se me tecnologizan!
Se eliminarán los comentarios que contengan insultos o palabras malsonantes.