Aún rechinan en mis tímpanos frases como: «te acuerdas ahora de tus derechos después de todo lo que llevas con nosotros…». Rechinan y da asco recordarlas, porque los derechos están ahí tanto para recordarlos como para cumplirlos. Después de las penalidades sufridas, pasando días a la intemperie en la campa a la espera, condenado al ostracismo laboral más brutal, simplemente por reclamar un salario acorde a las necesidades actuales del coste de la vida y la jornada laboral regulada en el convenio colectivo del sector del transporte de mercancías por carretera firmado en Asturias. Convenio firmado entre otros, por los representantes de los trabajadores afines a la patronal.
Tras una baja médica de 18 meses, me incorporo a la actividad laboral de la empresa disfrutando en primer lugar las vacaciones pendientes del año 2023. Tras disfrutar estas, muy merecidas vacaciones, informo a la empresa de mi próxima incorporación enviándoles una carta concienzudamente reflexionada y no por ello menos necesaria.
La carta la envíe a las ocho de la mañana y la empresa me contesta con un burofax, comunicándome mi despido. Por causas objetivas debido a la reducción de la facturación de la empresa, deben despedir a una persona (yo). El criterio que utilizan para mi despido se basa en los kilómetros recorridos en comparación con el resto de los compañeros. Como si el kilometraje realizado estuviera regulado por convenio o la organización y la ganancia de los viajes que realiza el chofer fuera decisión de este.
Queda claro que la alegación de la empresa es una prueba más de la poca eficacia de la patronal a la hora de gestionar su flota, queriendo justificar mi incompetencia o baja productividad en comparación con mis compañeros después de haber reclamado mis derechos y volver tras la baja médica.
No deja de ser sorprendente que después de enviar una carta a la empresa antes de incorporarme tras la baja en la que expreso entre otras cosas, la disposición plena y positiva a cumplir con mi cometido laboral dentro de la empresa siempre acogiéndose al marco del convenio colectivo y del Estatuto de los Trabajadores, la empresa conteste con mi despido. Esta reacción evidencia una falta de respeto por los derechos de sus trabajadores, convirtiéndonos en verdaderos esclavos.
El sector del transporte no necesita esta clase de patronal, poco o nada respetuosa con los derechos de sus principales pilares, los asalariados. Patronal de esta calaña solo sirve para fomentar la competencia desleal en el sector al ofertar viajes por debajo de costes para ganar clientes a costa de la vulneración de los derechos de los trabajadores, en detrimento de aquellas empresas que cumplen con la legislación laboral.
Estas empresas hacen que el sector sea menos atractivo para las nuevas generaciones y por tanto se corre el riesgo de que no se lleve a cabo el tan necesario como conveniente relevo generacional. Patronal de esta índole, hacen del sector su particular cortijo aumentando su patrimonio a costa de vulnerar los derechos laborales de sus trabajadores. Trabajadores como es mi caso, que en cuanto reclamo mis derechos laborales recibo un despido como respuesta.
En definitiva, ante una patronal desleal con el sector, esclava de su incompetencia y que utiliza la vulneración de los derechos laborales para aumentar sus beneficios. Nosotros, los trabajadores, por sentido común y conciencia de clase debemos defender nuestros derechos. Es el camino para recuperar la dignidad que cada día nos usurpan esta clase de patronal.
En mi caso, en este momento, seguiré en la trinchera luchando por nuestros derechos. Espero que mi experiencia os haga dar un paso al frente. Somos el motor, sin nosotros no son nada. Reclama tus derechos, recupera tu dignidad. Sin más, me despido con la intención de no haber herido sensibilidad de nadie pero sin dejar de ser yo mismo.
SALÚ
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