
Desde mi retiro de la opinión pública me hago esta pregunta constantemente, ¿qué no hemos aprendido?. Estamos en una situación de emergencia en el sector, a nivel empresarial y sociolaboral.
Nadie parece estar en situación de generar el cambio ilusionante necesario para dignificar nuestra profesión. Las empresas soportando la tiranía de los mercados y de los cargadores, que es la excusa perfecta para mantener la precariedad actual del trabajo y sus salarios. Los asalariados despotricando por todos los rincones del maltrato al que son sometidos, pero sin querer asumir su parte de responsabilidad en la situación, lo queramos entender o no.
Sí, hubo un tiempo en que se ganaba dinero y el trato era el justito para tirar para adelante, porque lo queramos ver o no, nunca hemos sido los imprescindibles de la industria y el comercio, pero veíamos dinero y si hay dinero de por medio pues el maltrato se lleva mejor, eso sí fuera de la ley, porque lo de ir legal al 99 % como que no es muy español que digamos, a nosotros nos va la marcha que no veas. Pero claro, Europa dicta normas y aperturas que a corto plazo parecen muy buenas pero a largo… pintan bastos. Y en esas estamos.
Se pidió que hubiese una capacitación para acceder a la profesión y nosotros a alquilar títulos en vez de aplicarnos el cuento y formarnos, al menos, en lo mínimo imprescindible. Como se descontingentaron las tarjetas de transporte pues a capitalizar empresas. Total, con una sola licencia se podía crecer sin mesura, matriculaciones en terceros países para ahorrar costes y eludir las cargas fiscales y no pasaba nada, porque había dinero y crédito para obtener más y más dinero.
Claro que había que poner límites a tanta liberación y se sacaron de la manga que hacía falta además de la capacitación profesional, económica y honorífica, tener tres camiones y nosotros en vez de cumplir la norma, pues la toreamos al mejor estilo carnavalesco del bombero torero, cooperativas de dudosa legalidad y falsos, muchos falsos autónomos. Esto de honorabilidad nada de nada, en potencia mucha desprotección y ruinas familiares. De todo esto somos culpables todos y ahora… ¿ahora qué?
Pues después de tanto desaguisado ¿no pretenderemos cambiarlo todo de la noche a la mañana? y aquí voy al motivo de este artículo.
Hoy en día y gracias a internet y a las redes sociales, la comunicación y la información la tenemos al alcance de la mano, pero fallamos en el uso. Algunos han visto una buena salida a esto y se están empleando a fondo para llevar a la tan necesaria unión al sector. Si vamos a lo básico, tenemos cientos de grupos de transporte donde más que conciliar y tratar de unir, se dedican a criticar y generar división, discusión y querellas. Dios me libre de entrar en estos líos.
Sin embargo, otros han visto la oportunidad de dar visibilidad a los problemas y señalar soluciones que las hay dentro de la legalidad. Esa legalidad que tan poco nos gusta a los españoles y que ya nos adelantan por la derecha alguno de los países que se han incorporado a esta unión europea de los despropósitos que lo es para nuestro sector y esto nos nos gusta. Siempre habrá alguien peor que nosotros mismos.
Vamos al fondo de la cuestión. La cuestión es que hay gente que da pasos firmes hacia la dignificación de nuestra profesión, aunque no encuentren el debido seguimiento, porque la falta de compromiso está más que clara en esta profesión. Buscamos mesías que nos iluminen y vive Dios que los hay; y en vez de apoyar y aunar fuerzas, nos dedicamos a destruirlo todo.
Toca tomar conciencia y dar el paso necesario, que no es otro que, afiliarse, asociarse y tomar partido, implicarse y contribuir cada uno con lo poco que pueda para la mejora de esta situación y crear un futuro ilusionante para el sector. Está claro que hay voluntad de cambio por parte de todos, pero ¿quién le pone el cascabel al gato?. Pues hay quien se lo ha puesto y necesitan de nuestro empuje para que esta rueda no pare.
Es difícil creer en quien nos ha defraudado más de una vez, pero debemos aprovechar su infraestructura como apoyo para nuestro fin, sí, hablo de los sindicatos y asociaciones. Ellos tienen representatividad en los diferentes foros y ahí es donde debemos estar. También están los grupos de nueva creación, asociativas o sindicales, también necesitan de nuestro apoyo porque son ellos nuestros mesías y son los que se dejan cada día su salud por llevar a este sector al lugar más digno posible.
Dejemos de tirar piedras contra nuestro tejado y aportemos cada uno lo poco que podamos, dejemos los personalismos a un lado y luchemos como colectivo. Muchos se quedarán por el camino y abandonaran, pero vivos, hagámoslo al menos por los que se dejaron la vida en el asfalto y por nuestras familias. Llevamos muchos años arrastrando precariedad y maltrato, todos, de una forma u otra y es hora de aplicar la lección aprendida.
Esto o realmente es que tenemos lo que nos merecemos.
(Foto de archivo)



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