El pasado martes, Raúl, de 8 años, le preguntó a su padre, Juan Manuel, si podrían montar en bicicleta juntos el sábado por la tarde. Juan Manuel, conductor de autocar en una empresa de transporte discrecional de viajeros de Salamanca, no supo qué contestar. Probablemente no sabrá hasta el viernes por la tarde si trabajará el sábado y, en caso afirmativo, desconocerá el servicio, el destino y el horario que le asignarán.
Una rutina de incertidumbre
La jornada laboral de un conductor de transporte discrecional es, para muchos, una incógnita constante. A diferencia de otros segmentos del transporte de viajeros, donde los turnos están claramente definidos, en este sector la improvisación es la norma y la conciliación familiar, una utopía.
Los conductores que prestan servicio en excursiones, traslados a aeropuertos o circuitos turísticos denuncian la total falta de previsibilidad en sus horarios. “No nos dan cuadrantes semanales ni mensuales. Nos avisan de un día para otro a través de una aplicación de la empresa, a veces incluso por la noche para el día siguiente», relata Juan Manuel, con más de quince años de experiencia. “Es imposible organizar mi vida personal. No sé cuándo voy a librar ni puedo planificar nada con mi familia».
Ajuste de plantilla al mínimo
Lejos de ser una situación puntual, los trabajadores sostienen que esta forma de operar responde a criterios económicos. “Las empresas ajustan al máximo el personal de conducción para ahorrar costes», denuncia Belén, compañera del sector. “No tienen margen para eventualidades ni para imprevistos: si mañana surge un viaje, te lo asignan hoy. Si no hay carga de trabajo, te dan el día libre con menos de 24 horas de antelación. Así no se respeta ni la conciliación ni la estabilidad laboral».
Incumplimientos legales
El problema no solo es social, sino también legal. El Estatuto de los Trabajadores (Real Decreto Legislativo 2/2015) establece obligaciones claras que, según denuncian los afectados, se incumplen de forma sistemática:
.- Artículo 34.2: “La jornada de trabajo se organizará de manera que el trabajador conozca con antelación suficiente el horario y la distribución de su jornada laboral». La jurisprudencia señala que esa antelación debe ser, salvo causas justificadas, de al menos cinco días.
.- Artículo 34.8: regula el derecho de los trabajadores a adaptar su jornada para conciliar la vida laboral y familiar, algo imposible si la empresa no comunica los turnos con antelación suficiente.
.- Artículo 35.5: obliga a registrar la jornada diaria de trabajo de forma veraz, algo difícil de cumplir cuando los turnos se asignan improvisadamente y, en ocasiones, sin constancia documental.
Además, el Convenio Colectivo General del Sector de Transporte de Viajeros por Carretera (última revisión en 2022) establece en su artículo 47: “La empresa facilitará al trabajador, con al menos siete días de antelación, el horario de trabajo semanal y sus descansos, salvo causas organizativas excepcionales y justificadas».
“En la práctica, esto no se cumple», denuncia Alberto, otro conductor de la empresa. “Si te dan el cuadrante un día antes ya es un milagro».
Uso abusivo de WhatsApp y violación de la desconexión digital
El abuso empresarial no termina con la falta de previsibilidad. Las empresas incumplen de forma constante la Ley de Desconexión Digital (artículo 88 de la Ley Orgánica 3/2018 de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales). Según denuncian los conductores, las empresas crean grupos de WhatsApp donde incluyen a los trabajadores y, a través de ellos, envían instrucciones de última hora, modificaciones de servicios ya asignados o nuevas tareas, muchas veces fuera de la jornada laboral.
“Si no contestas, te conviertes en objetivo de hostigamiento y represalias», explica Sergio, conductor del sector. “Si protestas, te tachan de no colaborador y de no adaptarte a la empresa».
Así, la desconexión digital se convierte en papel mojado. “Estamos pendientes del móvil a todas horas. Si no respondes, te buscan las cosquillas», lamenta Juan Manuel.
Legislación de transportes: tiempos de conducción y descanso
La legislación de transportes también exige organización y previsibilidad. El Reglamento (CE) 561/2006 -de aplicación directa en España- y su transposición mediante el Real Decreto 902/2007 obligan a las empresas a organizar el tiempo de trabajo respetando los descansos y pausas obligatorios. Además, las empresas deben registrar adecuadamente la jornada y las pausas. Sin embargo, en la práctica, esto brilla por su ausencia.
“La falta de cuadrantes no es solo un problema de conciliación», subraya Belén. “Sin planificación es imposible garantizar los tiempos de descanso y las pausas, lo que deriva en jornadas maratonianas que atentan contra la seguridad vial. Estamos agotados física y mentalmente».
Un sector bajo la lupa: inspecciones y sanciones
La precariedad laboral en el transporte discrecional no ha pasado desapercibida para las autoridades. En 2024, la Comunidad de Madrid intensificó las inspecciones en el transporte de mercancías y viajeros, alcanzando un total de 85.291 controles, un 0,7% más que el año anterior. Estas acciones buscan garantizar la seguridad de los profesionales y los usuarios y han derivado en 10.715 denuncias y 921 inmovilizaciones de vehículos.
A nivel nacional, el Plan de Inspección de Transporte por Carretera 2024, presentado por el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, contempla estrategias y prioridades para reforzar la legalidad y la seguridad en el sector. El plan refleja la colaboración entre distintas entidades para abordar las áreas más críticas y maximizar el impacto de las inspecciones.
El impacto en la salud mental
La incertidumbre laboral tiene consecuencias directas en la salud emocional de los conductores. “No es solo un problema de derechos laborales, es un problema de salud mental», advierte Sergio. “La falta de horarios previsibles y el hostigamiento digital nos impiden desconectar, planificar el descanso y mantener relaciones familiares o sociales estables. Esto deriva en ansiedad, estrés crónico y, en algunos casos, depresión«.
Aunque la Inspección de Trabajo ya ha comenzado a investigar algunas denuncias, el problema está tan extendido que muchos temen represalias si levantan la voz. “Nadie quiere ser el que abra la caja de Pandora y se quede sin trabajo», reconoce Sergio.
¿Flexibilidad o precariedad?
Por su parte, las empresas suelen ignorar la situación y evitan cualquier debate. Cuando un conductor plantea la cuestión, su queja es desestimada. Para las empresas, el tema es tabú. Se escudan en la supuesta necesidad de flexibilidad como argumento para no entregar cuadrantes. “No podemos prever la demanda con exactitud; dependemos de los clientes y de las contrataciones de última hora», admite Hermógenes (nombre ficticio), empresario del sector que prefiere mantener el anonimato.
Sin embargo, para los conductores, la falta de planificación responde más a una cuestión de organización interna y de voluntad empresarial que a verdaderos problemas de demanda. “Es cuestión de organización y de respeto a los trabajadores», concluye Belén. “Sin horarios, no hay vida».
Los conductores confían en que las administraciones actúen de una vez para que el derecho a la conciliación, la desconexión digital y la estabilidad laboral sean, por fin, una realidad en un sector que para muchos se ha convertido en un laberinto de incertidumbre.
Se eliminarán los comentarios que contengan insultos o palabras malsonantes.