Agentes de la Guardia Civil de Tráfico detuvieron el pasado martes por la mañana al conductor de un autobús de línea que cubría la ruta entre Pamplona y Madrid por presunta conducción temeraria. El arresto se produjo en el kilómetro 36 de la autovía A-1, a la altura de San Agustín de Guadalix, después de que varios pasajeros llamaran, visiblemente asustados, advirtiendo de que el vehículo estuvo a punto de salirse de la carretera en varias ocasiones.
Al menos cuatro viajeros formalizaron una denuncia ante el Instituto Armado, detallando los hechos y subrayando el riesgo al que se vieron expuestos durante el trayecto, según publica hoy el diario El Mundo.
Tras ser interceptado, el conductor fue sometido a la prueba de alcoholemia, cuyo resultado fue negativo, según los primeros datos. No obstante, la gravedad de los hechos llevó a la empresa Jiménez Movilidad, responsable del servicio, a proceder al despido inmediato del trabajador, tal y como han confirmado fuentes de la propia compañía.
El autobús partió de Pamplona a las 06.00 de la mañana con destino a la Avenida de América y a la terminal T-4 del aeropuerto de Barajas. A bordo viajaban dos conductores. En Burgos, el vehículo realizó una parada y el segundo chófer relevó a su compañero. Fue entonces cuando, según los pasajeros, la conducción comenzó a volverse extraña. «Empezó a dar volantazos y a conducir muy mal, con cambios de carril constantes y maniobras bruscas que hicieron que otros coches le pitaran», relató una de las viajeras a la Guardia Civil.
Los pasajeros comenzaron a impacientarse al notar que algo no iba bien. En un momento dado, varios de ellos presenciaron una discusión entre los dos conductores. «Su compañero le pidió que le dejara el volante, pero el conductor se negó», relató otro de los testigos. Algunos viajeros se acercaron también a pedirle que se detuviera, pero el chófer respondió de forma agresiva, asegurando que solo se había despistado y que no era necesario que lo relevaran.
Al ver que la situación no mejoraba, varias personas llamaron a la Guardia Civil pidiendo auxilio y diciendo: «El conductor nos va a matar». Fue entonces cuando los agentes del Instituto Armado se incorporaron a la autovía y se pusieron en paralelo al autobús, consiguiendo que se detuviera alrededor de las 11.00 horas.
Según declararon los pasajeros, el conductor hablaba de manera lenta y a trompicones. «No mostraba signos de embriaguez, pero se notaba que no estaba bien», señalaron. Tras entrevistarse con los viajeros, la Guardia Civil detuvo al hombre por un presunto delito de conducción temeraria.
Algunos pasajeros aprovecharon para llamar a sus familiares y pedirles que fueran a recogerlos, mientras la Guardia Civil investigaba lo ocurrido y tomaba declaración a los testigos. Ese mismo martes, la empresa abrió un expediente al conductor implicado, que terminó con su despido.
Sobre las 12.15 horas, el autobús reanudó el trayecto hacia Madrid con el segundo conductor al volante, una vez que los técnicos de la Consejería de Transportes de la Comunidad de Madrid revisaron el tacógrafo y confirmaron que se cumplía la normativa.
El autobús, perteneciente a la empresa Jiménez, está equipado con un moderno sistema de control de alcoholemia que impide el arranque del vehículo si el conductor da positivo. Por protocolo, todos los empleados están obligados a soplar antes de ponerse al volante.
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